La situación de atención sanitaria se encuentra absolutamente colapsada en el país. Más de 600 camas de terapia intensiva e incluso los sanatorios privados en una situación completamente dramática.
Las condiciones actuales también deben llevarnos a una concepción individual mucho más amplia acerca del cuidarnos y de cuidar no sólo a nuestros seres queridos, sino a la sociedad en su conjunto.
Así como en los países que ya han comenzado a vacunar en proporciones altas, afirman que el tapabocas vino para quedarse entre nosotros y que ha tenido una influencia decisiva en los pocos casos de influenza del año pasado. Así también, deberíamos entender que ésta ya no es una cuestión en la que podamos confiar en la conducción del Gobierno, que sigue prometiendo vacunas que no llegan.
Deberíamos redoblar los compromisos de cada uno para con el otro y en la sociedad en su conjunto para evitar caer víctimas del Covid o de que otras personas caigan también en lo mismo y sigan sumando el número de muertos entre nosotros.
El Paraguay merece también un crecimiento exponencial de nuestro nivel de ciudadanía, que no es otra cosa que la preocupación por lo colectivo. Los griegos llamaban idiotas a aquellos a quienes solo les importaba su condición particular y egoísta.
Los ciudadanos son aquellos que han sobrepasado esa condición y les importa mucho lo que le pase al otro y, en consecuencia, actúa como tal.