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La política no debe doler

 

Amerita  pensar en la política  siempre  y más ahora previo a las elecciones generales. Vale la pena tomarnos un tiempo para reflexionar acerca de lo que ella significa, la administración de la cosa  pública o lo que debe responder bien a todos siempre para tener un país orientado hacia el desarrollo. De nosotros depende todo eso. .

Es habitual el dolor de cabeza, cuerpo incómodo al dormir por estar en una misma posición o golpes no intencionados por ángulos de la oficina o casa al hacer maniobras frecuentes para algún lugar, la repetición del dolor no solo nos afecta físicamente también lo hace en términos cívicos.  Aunque las autoridades o personas elegidas para hacer funcionar bien el estado para todos, no tengan el mismo ritmo de vida o demandas que Juan Pueblo tiene habitualmente  debe saber que tiene un mandato de dejar mejor el país que el gobierno anterior. 

La política nos altera diariamente con su carga de  corrupción, abusos y mala gestión en las tareas que toque desde a un presidente hasta el último ordenanza del “ogro filantrópico” cómo llamaba Octavio Paz al Estado.  Ella es parte de nuestra vida cotidiana aunque nos empeñemos en lo opuesto. 

El “monstruo filantrópico”   puede funcionar bien o hacer disfuncional la vida de un país, si sus mandantes no   vigilan  a sus mandatarios para que estos cumplan con los mandatos  de nosotros. No podemos o continuar sufriendo el dolor que nos da informarnos de robos, feas etiquetas hechas puestas  a sus gobernantes como “significativamente corrupto” gobierno o todo aquello que pueda destruir nuestra Nación. 

Recuperar la política para la gente

Muchas veces la política duele- una pena que es posible reducir y hasta evitar si activamos bien en nuestro momento y lugar ya sea no sólo para manifestar nuestro desagrado con algo en particular sino también votando o debatiendo entre nosotros la necesidad o viabilidad de propuestas políticas que sean provechosas para todos. Para eso hay que participar votando y es lo que se espera de nosotros que somos el 40% de los empadronados menores de 39 años. 

Participar no nos debe generar angustia sino deben ser propuestas de soluciones para aliviar preocupaciones y hacer vidas que valgan la pena tenerlas y poder llevarlas adelante sin drama. La política sucia y triste debe  ser reemplazada por la alegría, satisfacción y felicidad por tener funcionando buenas administraciones que produzcan alivio y alegría de seguir en un territorio que dé seguridad, salud, educación y todo lo que asegure estabilidad a las vidas de la población.

No podemos continuar bien nuestra vida con dolor y dilemas mentales que logran bloquear nuestros pensamientos desde esferas que esperamos funcione bien para evitar congojos innecesarios. La política debe ser el compromiso que nos reconcilie con el servicio y el trabajo bien hecho y para eso todos debemos participar y colaborar.

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