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La originalidad muere con la moda

No somos solamente hijos del tiempo, sino que en varias ocasiones se instala la falsa creencia de que atravesamos algo que aún no ha visto un anochecer en la historia de la humanidad. Una de esas falsas creencias tiene que ver con lo que creemos conocer como originalidad.

Bien decía Zaratustra: “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado”, esa lucha por ser original, por destacar, no es algo que haya nacido en esta época, ya lo decía Nietzsche a través de Zaratustra hace más de un siglo, pero seguramente en algún momento también existió el hombre de las cavernas que por rebelde no quería usar fuego, pero, al ver el riesgo de morir congelado, accedió a ser uno más de la manada.

Esa lucha casi sin éxito por la genialidad termina en la repetición de hábitos y conductas con respecto a nuestro entorno, para no desentonar. Es interesante que se use la palaba “tono” para hablar de que pertenecemos a grupos heterogéneos, del mismo “tono” o si soy diferente desentono. Hasta es una suspicacia que se utilice la moda y su significado matemático pueda describir el fenómeno social que genera. En estadística, la moda es el valor que aparece con mayor frecuencia en un conjunto de datos. Hasta el término “la moda no incomoda” nos da una pista de que estamos todo el tiempo susceptibles a diferentes tipos de alienaciones, que dependen de infinitos factores que influyen en nuestra vida más de lo que creemos.

Por hacer gráficamente absurda una situación: Una persona quiere hablar francés y solamente francés porque en nuestro país se habla español y guaraní, así que se quiere diferenciar del resto hablando diferente. En un principio es diferente, atractivo, exótico, pero luego, si no hay una empatía o un cambio de paradigma, el “diferente” no entiende ni se deja entender, soledad de la que bien hablaba Nietzsche a través de su personaje.

¿Debemos quedar entonces alienados y alineados, por más baja que esté la vara? No, como decía Ernesto Sábato: “Más que nunca, se debe resistir” e impulsar que en lugar de alienación para abajo, podamos desarrollar un espíritu crítico y apuntar a seguir creciendo fuera de la moda.

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