En América Latina se fortalece la izquierda con la victoria electoral del expresidente Lula Da Silva, quien se convierte nuevamente en gobernante. Asumirá su tercer mandato el 1 de enero del 2023. Con la llegada de la pandemia y las nefastas consecuencias económicas, hubo una ola anti oficialista en la región.
Los partidos de gobierno perdieron, claramente porque hay una insatisfacción ciudadana hacia la gestión de los gobernantes. El mapa político de América Latina se inclina mayoritariamente hacia la izquierda, pero con diferentes modelos de hacer política. Algunos sectores más radicales y otros más moderados. Los más extremistas, que incluso son tachados como izquierda autoritaria, son Venezuela y Nicaragua.
Los países que no tienen un gobierno socialista son Paraguay, Uruguay y Ecuador. En el caso de Paraguay, este 18 de diciembre hay elecciones internas y el 30 de abril elecciones generales, pero el panorama político aún es incierto. Hay disputas y peleas fuertes. Lo único cierto es que las internas coloradas serán más reñidas que nunca, al igual que las generales.
En toda la región hay una sociedad muy polarizada, con problemas relacionados a la desigualdad y la economía. La población no ha encontrado una respuesta por parte de los gobernantes. Los electores están dolidos porque la pandemia los golpeó. Y por ello, buscan otras alternativas.
La nueva izquierda instalada en América Latina es distinta a la primera ola de socialistas instalados en la región alrededor del año 2000, a veces definida como el Socialismo del siglo XXI. También es diferente el contexto, por las secuelas de la pandemia. En cuanto a los desafíos son enormes, pero el eje central será fijar políticas públicas para regenerar la economía y combatir la pobreza y la desigualdad social.