El enfrentamiento ocurrido es atribuido al grupo criminal del Primer Comando de la Capital (PCC). El hecho dejó un muerto y varios heridos y demuestra el poder que tienen estos grupos criminales pese a estar en una cárcel.
Durante el amotinamiento en la cárcel de Concepción se produjo la toma de 14 rehenes y una persona resultó muerta; la intención que tenían los criminales era escapar del lugar pero no lo lograron. En conferencia de prensa, el viceministro de Politica Criminal, Daniel Benitez mencionó que una de las hipótesis manejandas es que el motín fue con intención de fuga del sicario que estuvo involucrado en el asesinato del exintendente de Pedro Juan Caballero, José Carlos Acevedo.
Evidentemente existe un control muy ineficiente dentro de estos centros que deberían ser custodiados con la mayor seguridad posible debido a la calidad de delincuentes que albergan.
José Amarilla, consultor en materia de seguridad e inteligencia, dijo que las cárceles paraguayas están fuera de control del Estado: “Desde hace unos años el crimen organizado se ha hecho más complejo y poderoso. Las mafias locales, como el Clan Rotela por ejemplo, tienen el control de las prisiones y hoy día no existe un sentido de castigo dentro de las cárceles” resaltó. Amarilla destacó que estos grupos de cierta forma se vuelven ineludibles para los presos ya que prácticamente tienen que tomar la decisión de unirse o no para vivir. “Muchas de estas personas salen formando parte de estos criminales organizados. Este problema también viene de Brasil y realmente es poco realista pensar que nosotros a nivel nacional podemos dar un corte definitivo a esto; lo que se podría hacer es generar soluciones que sean paliativas, como, por ejemplo, deportar a estos criminales, pero este sistema está completamente fuera del control del Estado” destacó el experto.
Amarilla dió el ejemplo de la cárcel de Tacumbú, donde se encuentra el Clan Rotela, mencionando que en ese pabellón no puede ingresar ni la policía ni los guardias, siendo que los mismos se encuentran dentro de una de las principales del país. “Si alguien promete una solución rápida, inmediata y definitiva probablemente está mintiendo o es una persona que está dispuesta a transgredir principios que el Estado como tal no puede. Esto es un problema complejo que no tiene una respuesta. El trabajo debería ser en conjunto ya que los problemas son muchos e incluyen también a los países vecinos, tal vez si se trabajara en equipo con Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay podría surgir una solución a la gran cantidad de delitos existentes”.
SISTEMAS DEFICIENTES
En el caso de los sistemas de seguridad con lo que cuentan las penitenciarias también se encuentran muchas falencias ya que la mayoría de los equipos o programas son obsoletos. Miguel Ángel Gaspar, director de Paraguay Ciberseguro, analizo brevemente la situación que se presentó no solo en esta penitenciaria sino en cuanto a las cárceles en general: “Lastimosamente los sistemas de control penitenciarios son deficientes, a veces incluso son ridículos, en un informe solicitado, por ejemplo, nos enteramos de que existían solamente 6 cámaras para cubrir toda la penitenciaria y eso es totalmente inconcebible. No se tienen escáneres ni bloqueadores de señal” comentó.
“La cárcel se convirtió en un botín de amigos de quienes están en el poder. No hay un rumbo tecnológico que guíe a los ministerios sobre cuál es el camino que hay que seguir; este es un proceso de gestión que no se está haciendo y también de recursos tecnológicos que tendrían que ser gestionados por personas de confianza, que tengan un compromiso con su trabajo” declaró el experto.
Gaspar refirió que existe también un problema social debido a las remuneraciones que perciben los guardiacárceles y la cantidad de presos que están atendiendo. “Es inhumano, entonces cuando llega cualquier miembro del PCC les paga en un día lo que ellos reciben en 3 a 4 meses y así es muy difícil avanzar” dijo.
A su vez recalcó que se debe de tener mucho cuidado ya que los convictos que vienen de otros países, como Brasil, llegan con otra mentalidad y otro comportamiento. “Estas personas llegan con un entrenamiento y cuando se presentan situaciones difíciles hablar de cosas extremas, nos estamos arriesgando y no creo que la pasemos muy bien” finalizó.