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Asunción

La fe mueve montañas

Escuché una vez que los resultados vienen de acuerdo a tu fe mientras trabajas, no de tu fe mientras rezas. Y estoy totalmente de acuerdo. Creo (y la vida me lo ha confirmado) que no es suficiente dedicar a la oración unos minutos al día, pero pasarte el resto de la jornada pensando negativamente y hablando de la misma manera. Aplica también para los casos en que vamos una vez a la semana a la iglesia y nos pasamos el resto de la semana con mala energía, incredulidad, envidia, etc etc…

En realidad, todos sabemos que la oración consiste en conectarse con Dios, verdad? Y para eso, sólo es necesario pensar en él, concentrarse, enfocarse en esa conexión sin distracciones internas ni externas. No hace falta que salgas corriendo a un lugar o a una persona que te va a “conectar con la presencia de Dios”, ya que ella está más cerca de vos que tu propia respiración, en Dios vivimos, nos movemos y existimos como diría San Pablo. El mismo Jesús dijo: Si querés hablar con Dios, no hace falta que grites, sólo es necesario que entres en tu habitación, cierres la puerta y le hables. Es todo. El está ahí y nada te puede separar de su amor.

Hace años (un par de décadas más bien), escribí en un diario que le dedicaba a Dios, que si pudiera pedir un solo deseo, éste era “Ser consciente de la presencia de Dios en mi”. Después, mucho después, entendí que de eso había sido que se trata todo este asunto! Y ese después incluye años y años de búsqueda intensa en iglesias, conferencias, libros, lugares “sagrados”, personas “elegidas”, etc., etc., sólo para darme cuenta de que aquél deseo apuntaba a lo correcto.

El que busca, encuentra. Y cuanto más busques esa conexión, cuanto más consciente seas de esa presencia en tu interior, más paz vas a tener, más feliz te vas a sentir, más te vas a amar y más vas a amar a los demás. Sean cuales fueren las circunstancias, te vas a sentir plano/a, seguro/a, protegido/a, ganador/a, feliz y en paz.

Entonces, te convertís en una persona en cuya vida todo parece ayudarla. Una persona que sabe que “Fe sin acción es una utopía, acción sin fe, una pesadilla”. Una persona que da lo mejor de sí siempre y que sabe que el resultado es siempre está en buenas manos.

Leti Martínez Bogarín
Leti Martínez Bogarín
La magia de tu corazón | Mentora y escritora

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