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La cultura del requecho

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Asado para el círculo áulico, sandwichitos para los operadores de a pie y… burla general al elector que está esperando soluciones prácticas para problemas concretos. Es notable cómo los políticos pierden de vista su verdadero rol y se sumergen en prácticas cuya degradación no pueden percibir porque se han abroquelado en su mundillo endogámico y autoreferencial.

¿Qué les hace suponer que tienen derecho a banquetear en forma explicita al mismo tiempo que grandes sectores de la población apenas pueden completar una comida diaria y a veces ni eso? Mientras repiten sus porciones de asado y alzan copas rebosantes para autocomplacerse con hurras y vítores estentóreos, la burla resuena en todas partes, en especial, entre quienes lo han perdido todo con la pandemia, carecen de trabajo decente y deben sobrevivir vendiendo cosas o buscando la changuita que le salve el día.

¿En qué mundo viven? Como si la escena no fuera ya suficientemente repugnante, surge la disputa de chacales: el asado para los peces gordos del movimiento, los sandwichitos para los operadores que patean a diario la ciudad buscando votos para el delfín. Algo así como una estratificación social de protagonistas de una política que, más que tal, se ha convertido en una cultura del requecho, en la distribución de saldos y retazos a manos de una cofradía que no para de profundizar su deterioro moral.

Los métodos para domesticar conciencias adquieren dimensiones que lindan con lo delictivo. Aquí, un candidato ofrece dinero del banco estatal de fomento para sortear esa congeladora de créditos personales que es la empresa dedicada a ventilar las deudas de morosos. Más allá, otro candidato promete que la factura de la luz bajará aún mas si lo eligen presidente de la República. Pero, ¿quiénes se creen, los propietarios del Estado para hacer anuncios de semejante desfachatez? Nunca antes, en la praxis política paraguaya que ha soportado muchos aventureros, se había escuchado algo parecido, una lotería en la que los números se compran con votos y el tesoro público es el premio. Luz barata, licuación de deudas y vaya uno a saber cuantos disparates más surgen en esta campaña electoral de desquiciados.

Es inquietante, pero estamos copiando lo peor de la política basura que nos llega del sur, desde un país en disolución.

¿En serio queremos ir ahí?

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.