El caso de los tres policías asesinados en el ex Puentesiño puso sobre la mesa un tema considerado tabú dentro de la realidad del cuerpo policial del país y es el enriquecimiento ilícito de los uniformados, los vínculos que estos guardan con el narcotráfico y la manera en la cual se desarrolla todo un contexto de complicidad entre grupos criminales y agentes policiales en el país.
Para el Dr. en Criminología por la Universidad de Barcelona, Juan Martens, la emboscada realizada a los policías que se encontraban en un proceso de investigación, refleja en la mayoría de los casos el involucramiento con el crimen organizado, pues en su gran parte, el cuerpo policial forma parte de la gobernanza criminal.
Dr. Juan Martens
El especialista hace hincapié en los datos recabados dentro de su trayectoria en el análisis criminológico en el norte del país, destacando que gran parte de las muertes, habitualmente suceden cuando los uniformados no cumplen con lo prometido, cuando ya han cobrado por lo pactado.
Un estudio que el especialista hizo al respecto, denominado “Desafíos en contexto de grupos armados”, con apoyo de Conacyt, Prociencia, el FEEI, entre otros, hace un análisis exhaustivo de la manera en la cual se maneja el esquema de criminalidad principalmente en el norte del país, con la propia anuencia de las autoridades encargadas de la seguridad de la zona.
“En mi comunidad, todos vivimos de la marihuana, para qué vamos a negar, hasta nosotros, los almaceneros, cantineros, todos dependemos que vaya bien el negocio y que no haya intervenciones. Por suerte con los locales (alusión a policías) no tenemos problemas porque reciben también su parte”, destacó en entrevista, una profesional de la zona de Canindeyú para el mencionado estudio.
Narcotraficantes, dueños de estaciones de servicios, contrabandistas constituyen los principales grupos que envían un monto determinado de dinero a los policías, los cuales si no llegasen a aceptar el pago son cambiados de la unidad en la cual se desempeñan. Otra documentación declaró que, para ir a lugares en donde se pagan cuantiosas sumas, el uniformado debe hacer una transferencia en la Comandancia para pedir su traslado.
“Estos fenómenos, como son ocultos o tabú, de los que se hacen pero no se hablan, se investigan y documentan únicamente por técnicas cualitativas, no se pueden cuantificar. Esto debido a que al ser delitos y mantenerse ocultos, se trabajan con informantes claves”, aclaró el Dr. Martens.
De esta manera, a través de los datos expuestos se puede encontrar la razón por la cual, pese a percibir ingresos muy por debajo de lo esperado, muchos policías viven en la opulencia y se movilizan en camionetas de último modelo, como en el caso del comisario que fue atacado por presuntos sicarios en Juan León Mallorquín.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
En los departamentos de la zona norte del país existen comunidades y ciudades cuyas economías dependen de los negocios ilícitos, aunque particularmente de los vinculados al cultivo y comercialización de la marihuana. Además, en estos lugares, las actividades mencionadas se realizan de manera pública, sin que provoquen reacción social o institucional de ningún tipo.
Asimismo, están naturalizadas otras conductas ilegales como la ocupación de las franjas de dominio público, ya sea para viviendas o emprendimientos económicos, a los que los municipios cobran incluso el impuesto comercial.
Finalmente, con relación a la confianza en las instituciones los datos indican escasa confianza en las instituciones del sector justicia, siendo mayoritarios quienes indican que son poco confiables o nada confiables: Jueces y Tribunales (62,5%), Fiscalía (57%), y Policía Nacional (50%), siendo una de las regiones con mayores niveles de insatisfacción de denuncias presentadas: robo en viviendas (91,7%).
