La inseguridad comienza a crecer en el país en la medida que las condiciones económicas se van agravando. Eso se puede observar en la cantidad de crímenes, pequeños robos, bagatelas, como se denomina del derecho y otros también de grandes aportes y volúmenes.
Ha aumentado también el envío de cocaína hacia mercados internacionales en cifras nunca antes conocidas, 23 toneladas inicialmente. Ahora se investigan 11.000 kilos de cocaína a los mercados internacionales y el Paraguay es citado como referencia siempre de este tipo de acciones delictivas.
Esto demuestra que tampoco se tuvo mucha capacidad de luchar contra el crimen transnacional durante este tiempo de pandemia y, por el contrario, se ha estimulado la comercialización tan voluminosa de esta cantidad de cocaína en los mercados europeos.
Nada de eso acontece sin que haya un gran entramado de complicidad de todos los ámbitos de la seguridad del Estado y también de la estructura judicial. Aquí nos enteramos que la mercadería salió cuando ha sido capturada en los puertos de Amberes o de Hamburgo.
Paraguay tiene que demostrar que realmente es un país serio y no uno que tiene a la inseguridad como el elemento dominante en sus relaciones cotidianas, desde las más pequeñas hasta las más grandes.