@jhojhanni
Pasó lo inesperado, hasta el Presidente de la República se contagió con el dengue. Resulta paradójico pensar que el primero del ejecutivo, quien se encarga de colocar las principales cabezas de los ministerios, como el del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social así como el del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible haya contraído una enfermedad que a todas luces puede ser erradicada.
Cada año escuchamos que volverá a propagarse la enfermedad, es una cuestión cíclica asociada al clima. Sin embargo, cada año cuando ya el problema avanzó bastante se toman las medidas más extremas. Aparentemente, no aprendemos de nuestros errores y como es costumbre, debemos esperar a que una persona muera para limpiar las casas y los baldíos.
También resulta llamativo que mientras que el mundo se ve amenazado por una pandemia del coronavirus de Wuhan, que forma parte de una extensa familia virus que afecta al ser humano y varias especies de animales, el Paraguay continúe arrastrando por décadas el problema del dengue. ¿Qué esperamos los paraguayos para cambiar nuestro modo de vida poco higiénico?
También debemos preguntarnos ¿hasta cuándo seguiremos tolerando que las autoridades hagan la vista gorda y esperen los primeros casos mortales para ponerse a trabajar en serio? Nuestro mundo atraviesa tiempos vertiginosos, donde la inestabilidad política, económica y social es pan de cada día. Como país debemos de resolver nuestros problemas internos si queremos apoyar al resto con los suyos.
Paraguay es un país bendecido por muchas razones, es suficiente mirar afuera para darnos cuenta de ello. Los problemas que enfrentamos, los creamos nosotros, y aun así, las cosas podrían estar peor y no lo están. Pero, la suerte puede acabar tarde o temprano y solo basta una chispa para encender la llama que podría provocar un trágico incendio en nuestro frágil ecosistema.
