El dinero de las binacionales es el dinero de cada uno de los paraguayos. Ese sofisma de creer que existe un tratado internacional que prohíbe que leyes locales hagan uso de los mismos recursos es una trampa, una mentira.
Ese dinero debe ser administrado por cada uno de nosotros y la gestión de la propia entidad tiene que ser llevada adelante con los mecanismos de soberanía que el Paraguay tiene establecido para dichas actividades.
El creer que esa es una casta de privilegiados empleados, que tienen recursos que lo destinan a gusto y capricho de cada uno de sus administradores de turno en colusión con el Presidente de la República, tiene que acabar.
Esos recursos en este momento tienen que tener la prioridad de estar destinados a luchar contra el coronavirus y salvar la vida de la mayor cantidad de paraguayos posible ante una situación de pandemia.
El argumento de que eso no se puede usar no es de recibo. Deben entender con claridad los administradores de Yacyretá y de Itaipú, que ambos proyectos son de patrimonio de cada uno de los paraguayos, que ellos no son parte de ninguna casta de privilegiados, como podría estar establecido en otros países, como el caso de la India, que no son los brahmanes, sino que son paraguayos con igualdad de derechos y de obligaciones.
Este tema de seguir hablando de esta cuestión nos parece una muestra de lo bizantino que se ha vuelto el debate cuando se trata de los grandes intereses nacionales.
Itaipú y Yacyretá forman parte de nuestro patrimonio. Cada uno de nosotros somos dueño de ese proyecto en condominio con Brasil y Argentina. Debemos recordarles algo que parece absolutamente odio a sus administradores ocasionales.