POR PABLO ÁLAMO
Las encuestas favorecían a Giorgia Meloni, pero la victoria ha sido contundente. Según sondeos, la derecha iba a conseguir entre 110 y 135 bancadas en el Senado y entre 230 y 255 en la Cámara de Diputados. Sin embargo, los resultados han sido mucho mejores y por primera vez en la historia Italia será liderada por una mujer con un discurso franco, rotundo, categórico y sin complejos, tradicional en los valores: “Soy Giorgia, una mujer, madre, italiana y cristiana, nadie me puede quitar esto. Estoy a favor de la familia natural, en contra de los lobbies lbtb: sí a la identidad sexual, no a la ideología de género; sí a la cultura de la vida, no a la apología de la muerte (aborto, eutanasia); sí al mensaje de amor de la Cruz, no a la violencia islamista; sí a fronteras seguras, no a la inmigración ilegal y nociva con la propia cultura; sí a la protección de los trabajadores, no a que los gobiernos prioricen los intereses de los grandes grupos económicos internacionales; sí a la paz, no a la guerra contra Ucrania”.
Lo que debería haber sido un motivo de fiesta para el feminismo internacional, en cambio se ha convertido en la evidencia incontrovertible de la perversión de la ideología socialista que, incluso en un contexto democrático, se entristece ante el éxito histórico de una mujer. La reacción de la Unión Europea también ha sido muy expresiva del sentir y de los valores de las personas que trabajan desde Bruselas, que no parecen estar para defender la democracia sino para imponer su visión del mundo: “Europa se prepara para contener el embate de Italia”. Es la Europa que perdió a Reino Unido, que se arrepiente de haber incorporado a Polonia a la Unión, que desafía a Hungría y Suecia con sanciones injustas, que va ahora a Italia como un potencial problema. Es la Europa delirante, enferma desde que abandonó sus valores fundacionales.
“La primera mujer que gobernará Italia”. Este debería ser el titular de la mayoría de la prensa, un día de fiesta, humano y político, si la mujer no fuese Meloni, si no fuera una mujer que piensa sin complejos y amenaza a las élites corruptas europeas.
