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Iniciativas y gestos positivos en pandemia

jAsí cómo en varios puntos del globo la solidaridad humana ha entrado en una moda popular, también en Paraguay se inició un trabajo para dar de comer y acompañar a familiares de enfermos, a través de ollas populares Juan Masulli ha publicado en sus redes sociales los ingredientes necesarios apelando a la generosidad de la sociedad. Y no todo concluye ahí, además que en Paraguay se lleven a cabo estas y otras iniciativas para personas internadas con el fin de hacer que tengan una buena atención médica y para que su familia tenga contención, psicológica, emocional y espiritual por ejemplo en América Latina cómo un Europa  se aplaude desde ventanas y balcones, a una hora concertada de la noche. En Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Perú, Uruguay, la gente agradece, principalmente, al personal de salud y a veces también a otros trabajadores imprescindibles para el funcionamiento del país en situación de emergencia. Es importante mencionar otras maneras de ayuda efectivas que se desarrollaron en otros países latinos donde ciudadanos, instituciones y empresas latinoamericanas donan materiales de protección o fondos para la lucha contra el coronavirus. En países como Cuba, mujeres emprendedoras, pero también otras con una máquina de coser a mano, confeccionan mascarillas textiles (o «nasobucos», como les llaman en la isla), que donan o venden a precios módicos en sus comunidades. En El Salvador, el exportero de la Selecta «Gigio» Muñoz, ha ido más allá y ha diseñado caretas de aluminio y plástico.   Y no todo termina aquí al ir más al norte.

Desde Denver Colorado Sarah Jackson  ha empezado a hacer algo que no quita vidas sino dar a las  mismas un espacio para vivir, algo poco visto, publicado o conocido  ya sea en los EEUU donde  el criterio humano de solidaridad fronteriza es poco habitual, mucho más en la inexistente frontera entre México y  EEUU, esta mujer de 34 años desconocía el sistema de control migratorio de su país por eso decidió con su iglesia viajar a la frontera para espantar su ignorancia hacia este punto que volvió conflictiva la presidencia de Trump quien deseaba subir un muro que separe ambos países, una especie de franja de Gaza sin lugar para vivir sino solo una barrera real entre los EEUU y México, siendo este país el que más mano de obra barata da al gran país norteamericano. Tras vivir y conocer fuertes experiencias de los migrantes y la razón que los obliga a buscar oportunidades fuera del país que carece de las que necesitan para vivir dignamente. Jackson es de Denver en el estado de Colorado, un largo espacio separa este estado con la frontera mexicana, la distancia es de 1352 km o 23 horas de viaje rutero. Duras experiencias fueron percibidas por Sarah quien conoció a un hombre que huía de México después de que su prometida embarazada fue asesinada por una pandilla y un padre sin antecedentes penales que fue deportado de los Estados Unidos después de que la policía lo detuvo por conducir demasiado despacio en una zona escolar, conocer estas historias tuvo un impacto profundo en Jackson y a partir de allí se decidió en dar una o dos manos a los migrantes que suman aproximadamente 52 mil millones de personas en los EEUU entre las cuales algunos tienen la fortuna de vivir en casa de Sarah. Su inspiración también le llega de lo leído en la biblia que cita que es importante tratar al peregrino o al inmigrante como a uno de los nuestros. Y aprender sobre todo de ellos. Con esta experiencia previa de conocer la frontera y los migrantes que por allí tienen la desagradable experiencia de dejar su tierra para entrar a un espacio totalmente desconocido nace casa de paz; una noble organización social.  La Casa de Paz reúne a familias separadas. La ong ofrece refugio, comidas, boletos de avión/autobús, transporte y apoyo emocional a los inmigrantes liberados de la detención en su transición a su destino final.

El portal casadepazcolorado.com son las puertas abiertas a personas que busquen un lugar para vivir,  Casa de Paz sin fines de lucro, basada en Denver, ayuda también  a los detenidos recién liberados y a sus familias a recuperarse después de meses de detención migratoria – ofreciendo un lugar para quedarse, comida, ropa y transporte. También en la casa de Jackson, los huéspedes son tratados como familia. Una impecable forma de integrar no solo a migrantes sino también a ex convictos que han pagado su tiempo de sentencia con el fin de volver al exterior siendo recibidos en la paz que quizá perdieron al entrar a prisión. Sin dudas la organización casa de paz es a diferencia de lo que ocurre en Franja de Gaza entre palestinos e israelíes, una fresca noticia que ayuda a prolongar la vida un poco más de aquellos en terapia intensiva que desean volver a su casa de paz. Aunque no estemos en navidad o semana santa debemos sentirnos obligados a ser solidarios entre nosotros no solo los de un país a otro sino en el mismo barrio, comunidad o centros sociales en los que participamos donde tristemente hay anécdotas o información de personas en terapias o fallecidas que cómo Jackson nos debe mover para desarrollar paz en el alma de las personas que sufren y/ o pueden sufrir  fuera de las terapias. Hoy y ahora es momento de aprender más que las medidas de seguridad que necesita el ser humano por dentro; paz, amor, comprensión y empatía, la perfecta dosis para traspasar esta pandemia que lentamente va reduciendo el numero de habitantes en el planeta.

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