Misma cámara, mismos diputados, mismas contradicciones
Jorge Luis Borges decía que los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles. Algo así pasa por aquí.
Días atrás, los honorables formaron una comisión bicameral con la loable misión de investigar el lavado de dinero y los delitos previos que originan las corrientes de dinero sucio. Tras largos discursos argumentativos llenos de buenas intenciones, la tal comisión tuvo nacimiento, se le dio una membresía de tres honorables por cámara y un reglamento de trabajo. Las sesiones serán públicas y transmitidas por la televisión del Congreso. Uno de sus integrantes anticipó que este órgano bicameral va a abordar todo lo relativo al narcotráfico, al contrabando, al tráfico de armas, examinando los mecanismos de lavado de dinero y la vulnerabilidad de las instituciones locales dadas las frecuentes filtraciones que se producen antes y durante los operativos antidrogas.
¿Suena prometedor, verdad? Pues bien, en ese mismo recinto parlamentario, el miércoles pasado los honorables de la cámara baja mandaron al archivo un proyecto de ley que buscaba incluir a las industrias del tabaco y a los clubes de futbol bajo figura de “sujetos obligados” a reportar cualquier operación sospechosa de lavado de dinero. Interesante contradicción, por ser amables. Un preopinante -pintoresca forma como se aluden entre sí los legisladores para no citarse por sus nombres como manda el reglamento- dijo que el proyecto era populista y un instrumento de persecución política. Juntaron mayoría funcional y la idea se fue al mazo.
Así están las cosas en el Congreso. Si por ahí se aprietan las clavijas un poco más de lo previsto, al mecanismo de seguridad le salta la térmica y el debate se cierra. ¿Es este el clima de investigación que impera en el Poder Legislativo? Ya se sabe el inmenso movimiento que genera el contrabando de cigarrillos procedentes del Paraguay y que frecuentemente cae bajo los reflectores de la represión en Brasil. En cambio, las fortunas que se “invierten” en el futbol paraguayo permanecen en la penumbra. ¿En serio los diputados creen suficiente que clubes de futbol con valor de mercado de hasta US$ 30 o 40 millones figuren en un “cuaderno”, como si la Seprelad fuera un almacén de barrio?
Esto se afirma en un recinto legislativo y lo que sanciona esta gente tiene carácter mandatorio.
Así que, pensemos por un momento en manos de quiénes estamos.
