Las causas del incendio que afectó al Tribunal Superior de Justicia Electoral en setiembre pasado apuntan a una negligencia de su presidente Jaime Bestard. La situación produjo la muerte de una persona y la quema de 8.500 máquinas de votación. Las autoridades del TSJE ahora intentan ocultar los hechos negando el acceso a la información pública, argumentado que la fiscalía investiga el caso.
En virtud a la ley de acceso a la información pública, el 1/10/22 se solicitó a través de 28 preguntas información sobre la quema de las máquinas de votación, pero las autoridades del TSJE se negaron a responder argumentando que o supuestamente ya remitieron informes al Congreso y a la Fiscalía.
Sin lugar a dudas, existió negligencia de las autoridades del TSJE, quienes ahora buscan esconder los datos, caso contrario la institución no tendría problemas de trasparentar los hechos ocurridos el 29 de septiembre, donde se quemaron el 36% de las máquinas que debían ser utilizadas en las próximas elecciones, además de equipos del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares TREP.
Durante la reunión con senadores y diputados, Jaime Bestard reconoció algo muy grave; que las nuevas obras donde gastaron millones para guardar las máquinas de votación, terminaron usadas como oficinas y las máquinas ubicadas en un lugar sin las condiciones necesarias. El depósito siniestrado, donde estaban guardadas las máquinas de votación era originalmente para los bienes institucionales y boletines de votos. El lugar no tenía planos y sistema contra incendios aprobados por la municipalidad, además de no contar con los permisos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo.
El depósito siniestrado donde se quemaron las 8500 máquinas está ubicado en el bloque G del TSJE. La institución había pagado G. 86.892.000 a una empresa de Diego Rodríguez para la colocación del sistema contra incendios, que finalmente no funcionó y que tampoco estaba aprobado por la municipalidad.
En el 2019 Bestard firmó la resolución N° 822 adjudicando a Metalúrgica Vera SRL la obra del depósito donde debían estar resguardadas las maquinas, pero el lugar fue utilizado para oficinas de funcionarios y las maquinas fueron a parar en un lugar sin condiciones. En el sitio donde se encontraban las máquinas de votación existía una gran cantidad de litio acumulado y tampoco tenía permiso del MADES. Cualquier lugar que se utilice como depósito de sustancias o residuos peligrosos debe presentar impacto ambiental, pero el TSJE no presentó el estudio.
Lo peor del caso es que el lugar donde estaban las máquinas de votación no contaba con planos contra incendio aprobado por la municipalidad, en ese sentido, el TSJE fue notificado para que presente el plan de prevención contra incendios y mantenimientos de los sistemas hidrantes.
Las autoridades del TSJE trataron de desmentir a Alejandro Buzó, director de Prevención Contra Incendios de la Municipalidad de Asunción, el mismo había confirmado que el bloque siniestrado no cuenta con la aprobación de los planos y el sistema de prevención de incendios. Buzó declaró «que lo que se cuestiona no es la inexistencia o presentación de planos o la presencia de dispositivos, sino la ausencia de esos documentos aprobados por las diversas áreas que deben intervenir por el municipio».
Cabe recordar que para la aprobación de los planos o el sistema de prevención de incendios de parte de la Municipalidad, se requieren primeramente inspecciones técnicas y además un informe técnico del Cuerpo de Bomberos Voluntarios conforme al art. 10 de la ordenanza 468.
Hasta el momento no se sabe con exactitud la cantidad de máquinas de votación y equipos de TREP quemados, no dieron a conocer el inventario, no se conocen a los responsables que autorizaron usar el lugar sin estar en condiciones y sin contar con los permisos ambientales y municipales.
El accionar negligente durante la presidencia de Jaime Bestard habría posibilitado el siniestro en el TSJE. Tratar de esconder los hechos negando el acceso a la información pública, solo ayuda a crear más dudas sobre el proceso electoral actual.
