Comentario 3×3
En el Paraguay la gente cree que puede justificar cualquier hecho de corrupción con la más disparatada de las afirmaciones. Lo que dijo el ministro Wiens en su defensa no es de recibo, eso significa que no puede no saber que el cuñado del presidente iba de la mano de una empresa que gana muchas de las licitaciones y no puede afirmar que la base del costo del llamado viaducto de crochet se haya basado en una publicación que habla de cuánto cuesta por metro cuadrado construirse una casa.
Hay que ser más serios en este tipo de cosas para evitar convertirse en el hazmerreír, o definitivamente asumir que estas cuestiones se deben a una directa relación o mando que hace el Presidente de la República sobre su tarea como ministro.
El ministro debe tener un cierto nivel de decencia, de dignidad y de capacidad para imponerse a los mandatos que sean considerados contrarios a la norma y que le vengan de su jefe del Ejecutivo.
La historia de la democracia se hace de esta manera, no simplemente con obediencias y con el hecho de tener que decir vaya y mienta, con todos los costos que eso supone para usted y no para mí.
Wiens es un pastor protestante y sabe el impacto que tiene la mentira, especialmente en los negocios y en las relaciones interpersonales, más allá de las cuestiones morales.
Proviene de una rama del protestantismo cristiano en donde hace un fuerte énfasis sobre el costo que tiene la mentira en las relaciones de las personas y de la construcción de un hábitat común, llevado por la armonía y por la decencia.
No debemos contentarnos con simples pretextos y exculpación. Hay que asumir responsabilidades a pesar de que eso tenga su costo en términos de continuar o no al frente de una cartera de Estado.
