Estamos quienes madrugamos y pasamos 4 horas de nuestras vidas en colectivos para llegar a nuestros trabajos, quienes aguantamos más de 8 horas de trabajo por menos del mínimo y de paso soportamos maltratos y abusos de los patrones, y además nos tomamos el tiempo para organizar polladas, ollas populares, rifas para salvar vidas, si no tenemos trabajo formal nos rebuscamos vendiendo asadito en cualquier esquina, quienes nos hacemos cargo completamente de las tareas de cuidado ante la falta de guarderías o centros para adultos mayores.
Por otro lado están los privilegiados de siempre, quienes se benefician con bienes y tierras malhabidas, quienes garantizan sus ganancias sin esfuerzos gracias a licitaciones amañadas con el Estado, quienes lavan dinero sin consecuencias, quienes precarizan a trabajadores y trabajadoras.
¿Quiénes son los haraganes? Para el presidente Mario Abdo Benítez los primeros somos haraganes y los segundos son los grandes trabajadores del país, a quienes no hay que molestar, menos con algo que implique una mínima reducción de sus inmensas ganancias, como sería creación de impuestos para la soja.
El Mandatario cada que habla en público saca un poco más de su hilacha. Eso de tratar de haraganes a quienes reclaman cambios es tan retrogrado que da vergüenza ajena. La nueva generación colorada no es otra cosa que el viejo stronismo, bien vigente y empotrado en los espacios de poder.
Pues somos unos “haraganes” bien cansados de la negación de nuestros derechos, de la protección para los privilegiados y de sobrevivir en vez de vivir dignamente y seguiremos pidiendo impuesto a sojeros y a los supermillonarios.
El Presidente alega que está cansado del conflicto y que quiere paz, sin embargo, es evidente que no le interesa la paz de todos y todas, solo le importa que dejemos en paz a los agroempresarios.
Para la angustia de Mario Abdo Benitez y sus amigos privilegiados estos haraganes, luego de sacrificarnos todo el día para ganarnos el pan, todavía tenemos energía para irrumpir con reclamos, luchas, movilizaciones, organización y hasta que nosotros y nosotras no recuperemos lo que es nuestro ellos no tendrán paz.
