La gratitud es mucho más que un gesto de respeto, educación y buen ejercicio de modales, desde el momento en el que se los da y recibe. Hoy, 20 de abril hace 36 años, no hablaba, había venido ala vida para agradecer a quienes ayudaron a mi madre en el complicado parto que tuvo. Ese día el hospital de la Cruz Roja de Asunción tuvo la referencia auditiva a través del llanto mío de un nuevo integrante al mundo, uno que llegaba fruto de una generación diferente de personas que asumen la seria responsabilidad de hacer y criar hijos. No para tenerlos cómo mascota y mostrarlos al mundo cómo un trofeo ganado en una competencia deportiva sino para moldear a ese ser humano para su presente y futuro. Tengo gracias a mis abuelos, unos padres más que espectaculares, por lo que son capaces de hacer y su fuerza para acompañarme, educarme y pulirme por 3 décadas y sus años.
Así cómo a ellos hay un gran número de personas que me saludan en el día de mi onomástico a quienes digo en mayúsculas, negrita y subrayado GRACIAS. Nací en realidad dos veces. Uno el 20 de abril y el otro el 27 de noviembre de 2011 cuando un accidente casi acaba con mi vida. A todos debo un agradecimiento enorme. Desde las personas que donaron su sangre , terapeutas y médicos que dedicaron su tiempo, conocimiento y experiencia para recuperar la salud que quedó entre los metales del vehículo donde casi pierdo la vida. Así y todo aquí me encuentro, pensando y escribiendo desde hace un año gracias a la confianza de mis jefes que me abrieron las puertas de la redacción de un periódico y de mis lectores debo estar siempre agradecido por todo lo que representan en mi vida.
Cortesía del corazón
Hay gente, momentos, lugares y experiencias que debemos agradecer siempre para seguir sanos, vivos y felices y sobre todo al ver nuestro rostro en el espejo sin ánimo de egoísmo tener la valentía de la gratitud que dice es la cortesía del corazón por mostrar la suficiente madurez y voluntad de sostener y cuidar lo que nuestros padres iniciaron y nos forjaron.
Hoy a mis 36 años no tengo otra forma de expresarme que con un sincero gracias por todo a todos desde sus oraciones al estar en el quirófano hasta en las terapias que vinieron después, desde las intensivas hasta la fonoaudiología para poder decir con la boca sin tartamudeos: Gracias.
Fueron grupos de personas cómo la familia, amigos y conocidos del colegio u otros grupos de buena gente los que me motivaron y hacen que me encuentre sentado frente a mi pantalla construyendo palabras con letras dotadas de mucha gratitud por todo. No hay palabra que resuma toda la alegría que sienta ante tantos conocidos y anónimos que han acompañado en esta travesía de la vida.