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¿Existe en Paraguay la meritocracia?

En Paraguay, la meritocracia es un concepto que plantea desafíos y cuestionamientos en relación con su implementación efectiva. Si bien es cierto que en algunos sectores se puede trazar un camino ascendente basado en el mérito y alcanzar objetivos, también es evidente que existen áreas en las que la preparación, la honestidad y las capacidades no son suficientes para destacar si uno carece de contactos o influencias.

En el ámbito público y en ciertos sectores comerciales, la falta de visibilidad de las habilidades y cualidades individuales puede ser atribuida a la prevalencia de prácticas basadas en el favoritismo y el nepotismo. En lugar de evaluar y promover a las personas según sus méritos y competencias, se privilegia la pertenencia a determinados círculos sociales o la existencia de conexiones personales. Esto genera un ambiente en el que el padrinazgo se convierte en el medio principal para lograr ascensos o conseguir oportunidades laborales.

Incluso en aquellos espacios más estratégicos donde el favoritismo parece no tener cabida, la realidad se presenta de manera cruda. Aquí, el esfuerzo personal y el talento se ven obstaculizados por desventajas iniciales significativas, como la falta de oportunidades educativas, la inseguridad física, la desnutrición o un sistema de salud deficiente que limita el acceso a servicios de calidad. Estas desigualdades estructurales hacen que, sin importar cuánto se esfuercen los individuos, las barreras impuestas por el entorno se vuelvan insuperables.

En una época en la que ha surgido una tendencia a romantizar los casos de éxito individual y exaltar el esfuerzo personal como el único factor determinante, es importante reconocer que la meritocracia va más allá del esfuerzo individual. Para que la meritocracia funcione, el Estado debe desempeñar un papel fundamental en la generación de condiciones equitativas para todos los ciudadanos. Esto implica la implementación de políticas adecuadas y transparentes, así como la continuidad en su aplicación, más allá de los cambios de poder político.

Una meritocracia real y efectiva implica que todas las personas tengan acceso a oportunidades equitativas desde el inicio de sus vidas. Esto implica garantizar una educación de calidad para todos, así como una atención médica y servicios básicos adecuados. Además, se requiere un marco legal y regulatorio que fomente la transparencia en los procesos de selección y promoción, así como la rendición de cuentas de aquellos que ejerzan poder y tomen decisiones clave.

En resumen, la meritocracia en Paraguay enfrenta desafíos significativos, principalmente relacionados con el favoritismo y las desigualdades estructurales. Para avanzar hacia una sociedad más meritocrática, es necesario abordar estos problemas y trabajar en la creación de condiciones equitativas para todos los ciudadanos, garantizando así que el éxito y el progreso no estén determinados únicamente por los contactos y las influencias, sino por el talento, la capacidad y el esfuerzo individual.

Si existe el compromiso podemos lograr que las próximas generaciones enfrenten la inflación evitando las compras de contrabando.

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