A comienzos de este año, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires introdujo en las escuelas porteñas el sistema educativo dual, un modelo que combina formación teórica con prácticas profesionales.
Consiste en que los alumnos del último año de la secundaria realicen pasantías en empresas con vistas a familiarizarse con alguna profesión u oficio que puedan motivarlos a la hora de elegir una vocación e insertarse en el mercado laboral. La reacción de la comunidad educativa fue muy curiosa. Líder de la épica de la resistencia -con fuertes tintes de politización- fue una madre que estalló en improperios contra el jefe de Gobierno alegando que su hija, en el final de sus estudios secundarios, no estaba para lavar platos ni tender camas en un hotel. “Ella se esculpe las uñas, no se las va a destrozar en un fregadero” alegó la mujer y su discurso fue tendencia inmediata en las redes sociales.
Lo interesante del ejemplo desatado por el intendente porteño es que puso de inmediato en discusión la importancia del esfuerzo personal, del mérito y la preparación para la vida. El ejemplo de algunos famosos muestra el camino duro hacia la realización personal. Una de las actrices más laureadas de Hollywood, Halle Berry (Gatúbela, X Men), tuvo que vivir su adolescencia en albergues y asistir a comedores sociales para escapar a un ambiente familiar tóxico. Pero un curso de arte dramático y su contacto con los plató de rodaje desde su juventud la colocaron en el camino del éxito.
Historias como éstas se encuentran, en diversas magnitudes, en todas partes, muchas de ellas, emergentes de la violencia intrafamiliar o de condiciones de pobreza y marginalidad. Precisamente lo que el aprendizaje dual busca es ofrecer al joven un camino más sano y completo a la graduación secundaria moviéndose en la disciplina diaria del trabajo, del compromiso y de las obligaciones que forman el carácter y estimulan las vocaciones.
En el Paraguay, esa experiencia se centra en los cursos vocacionales que ofrecen en forma conjunta el Ministerio de Trabajo y el Servicio de Promoción Profesional, combinando estudios de oficios con trabajo en empresas. Es un camino interesante y con buenos resultados.
Tal vez falte ahora un escalón más, incorporando el modelo a la malla curricular del MEC.
