Culiacán, Sinaloa
Yeruti Salcedo
En una modesta capilla ubicada en el centro de Culiacán, entre flores, velas y dinero pegado por las paredes, sobresale un busto de frente amplia, bigote poblado y de peinado hacia atrás, un polémico personaje denominado Jesús Malverde, a quien el pueblo de Sinaloa ha elevado a Santo, pese al nulo reconocimiento de la Iglesia Católica.
Jesús Juárez Mazo es una figura conocida entre las personas inmersas en la narcocultura, que tomó relevancia a mediados del siglo pasado. Y estando en este lugar, no podía dejar de visitarlo.
En Culiacán, capital del Estado de Sinaloa, se encuentra la famosa capilla dedicada al “Santo de los Narcos”. La devoción a Malverde es tan grande que todos los días, este altar erigido en su honor está lleno de gente, personas que entran de rodillas, agradecimientos con serenatas o devotos que llevan ofrendas, son solo algunas de las peculiaridades que se ven en el lugar.
Fui acompañada por José Godoy, un gran amigo que conocí aquí, es diseñador gráfico y parte de la familia “La Máquina de Ideas” consultora con la que vengo trabajando desde hace dos semanas en Culiacán. “Puedes grabar o sacar fotos, pero yo te voy a indicar el momento”, me dice justo antes de bajarnos del auto, ya que el lugar está lleno de narcos.
A lo lejos ya se escuchaba una banda tocar, “Tienes suerte” me dice, “Podrás ver cómo cantan a Malverde para agradecerle ciertos favores”, al instante se asoma mi pregunta, ¿Qué favores?, “Al salir te cuento” titubea Godoy.
En el noroeste de México se popularizó un singular culto a la figura de un hombre de tez blanca, mirada profunda y cabello negro, y se hizo muy famoso a partir de los años 90 por ser como una especie de Robin Hood, según la historia, asaltaba a familias ricas para darles a los pobres.
Actualmente para los sinaloenses Malverde es sinónimo de salvación, ya que la devoción que le tienen es muy grande. La capilla de este santo está tapizada de devotos, agradecimientos, fotos, velas y hasta dólares pegados por todas las paredes que rodean el busto de este peculiar personaje.
Así es la Capilla de Jesús Malverde
Estaba muy curiosa y ansiosa por entrar, no sabía con qué me iba a topar, “No mires a la gente” me dijo Godoy antes de ingresar al corredor que nos llevaba a la entrada de la capilla, “Actúa como turista y no pasará nada” dijo en voz baja, en ese momento sabía que me estaba metiendo a la boca del lobo.
A pasos lentos llegamos a la entrada, la música se hizo más fuerte y pude ver un carrito que vendía escapularios, merchandising, todas del Chapo Guzmán y de Malverde, como ya tenía presente las indicaciones de José, hasta esos souvenirs me daba miedo mirar.
No nos quedamos ahí y rápidamente ingresamos al lugar, la música cada vez más fuerte, una banda grupera estaba tocando para él, no presté mucha atención a la letra de la canción, pero era una alabanza al narco, a sus atracos. Mi interés en la música se me dispersó al ver la cantidad de dólares pegados por las paredes, las fotos, los mensajes, no entendía aún de qué trataba todo lo que estaba viendo, en ese momento entra una mujer elevando la voz: “Gracias Malverde, te agradezco tantos favores”, a lo que le sigue un beso en la cabeza del busto y caricias de no terminar.
Todo era muy surrealista, no entendía por qué tanta devoción a una persona que en realidad era mala ¿Qué tanto se lo agradecen? seguía golpeando en mi cabeza esa idea, porque José, no me la había contestado. Dejé de mirar a la mujer, recordé que no debía mirar a nadie a los ojos. Salimos de la capilla para dar espacio a la persona que fue a agradecer a su santo.
El santo del colgado
Antes de seguir con esta historia, es importante mencionar que aunque para muchos Malverde es el protector de los narcos, los culichis sostienen que en realidad era muy generoso, y le dieron ese sobrenombre porque cuando huía de la policía se metía entre las plantas de banana para perderse, el significado de su sobrenombre viene de mal, porque robaba y verde porque buscaba árboles y malezas para esconderse.
No hay una versión final sobre su muerte, pero según cuentan, cansados de sus hechos, el Gobierno de Sinaloa puso precio a su cabeza y con sólo 39 años fue capturado y ahorcado, desde ese momento se dio inicio a su leyenda. Según los historiadores aun estando colgado del puente donde lo ahorcaron, un hombre que había perdido a sus vacas le prometió que si lo ayudaba a encontrarlas lo bajaría y le daría una sepultura digna. Después de esa petición apareció el ganado y se juntaron alrededor del cuerpo de Malverde, fue entonces cuando el señor que le había hecho el pedido, lo bajó y lo enterró entre las piedras. Difundió el milagro y se propagó por todos lados, cruzando las fronteras.
El santuario fue fundado en 1979 y a pesar que la iglesia no lo reconoce como Santo desde que abrió sus puertas ha recibido a miles de fieles de todo el mundo quienes hacen todo tipo de peticiones.
Pero… ¿Qué le agradecen?
Cada vez más personas llegaban, en grandes camionetas, todos, según mi parecer pertenecían al generoso rubro de la ilegalidad. Me tomé dos o tres fotos y salimos del lugar, y al subir al auto José me dice “Pues ahora te voy a contestar, agradecen a Malverde que su droga haya cruzado la frontera, que el atraco que hayan hecho o haber matado a alguien haya salido bien, los sicarios vienen a agradecer, aunque no lo creas” me dice José.
A diferencia de otros santos, a Malverde se le pide favores con whisky, y narcotraficantes de todos los niveles van a la capilla del ladrón generoso para pedir protección. No han faltado los conocidos capos como Rafael Caro Quintero, Amado Carrillo, alias Señor de los Cielos, ni seguidores del Chapo Guzmán.
No hay filtro para Malverde. Al parecer, el santo ayuda a todos, pero al salir del lugar, no se me ocurrió hacerle ningún pedido especial.
