Cada vez escuchamos con más frecuencia casos de niñas embarazadas. Muchas víctimas de violaciones e incluso de sus propios familiares.
La vida es un viaje serio que implica entender y respetar sus tiempos y formas de maniobrar cada etapa que nos toque pasar para entrar, pasar y salir de las mismas en los tiempos y modos establecidos. Desde el momento de la concepción y la primera inhalación de oxígeno donde ya depende de nosotros seguir inhalando la vida se torna en una aventura desafiante como compleja. Los accidentes se presentan de distintas maneras y uno de ellos se trata de embarazos precoces con graves costos para la niña y para lo que venga con el proceso mismo.
Puede ser la base de serios problemas sociales y de salud para la mujer en gestación. Se tiene cómo referencia que una persona es considerada niña de los 6 a 10 años y a partir de allí empieza la adolescencia y juventud. Eso no significa a su vez que esté lista la mujer para estar en su tiempo de gravidez. Uno que sería aceptable recién entre los 25 y 29 años de edad.
Políticas públicas eficaces
La embarazada es otra persona durante este importante tiempo en su vida. Los cambios son más fuertes y desagradables si son embarazos precoces ya que se entiende que algunos problemas de embarazarse a temprana edad hace que existan hipertensión, anemia, peso bajo al nacer, parto pretérmino y hasta la muerte del ser humano antes de ser expulsado de su nido de creación. Cada vez la ciencia sabe y alerta mas sobre los costos que esto supone al cuerpo de una niña que aún no está preparada para ser madre.
En un planeta donde se defiende la vida por sobre todo y aun así sigue siendo continuada sin las previas e importantes planificaciones que muchas veces no se toman en cuenta. Una política de protección, de concienciación y de compromiso social deben ser parte de acciones concretas que eliminen estas situaciones tan dañinas para el cuerpo de esa menor y con graves costos para todo el entorno de la misma.