El título no coincide con la edad de los futbolistas de nuestro tiempo ni tampoco con las circunstancias de su muerte. Se llamaba Billy Bingham era de Irlanda del Norte y dedicó su tiempo en vida cómo jugador de fútbol y entrenador en el mismo deporte: Bingham y llevó a Irlanda del Norte a las Copas del Mundo de 1982 y 1986. Jugó para clubes como Sunderland y Everton. Había vivido con demencia durante 16 años.
Disputó 227 partidos con el Sunderland y ganó el campeonato de liga con el Everton en 1963, pero fue con Irlanda del Norte, país con el que jugó 56 partidos y dirigió durante 17 años en total, donde disfrutó de sus éxitos más célebres.
Nacido en el este de Belfast, e ingeniero eléctrico de oficio, formó parte de la selección de Irlanda del Norte que alcanzó los cuartos de final de la Copa del Mundo en 1958.
Tiempo al tiempo
Falleció pacíficamente anoche a las 10:30 p. m. en un hogar de ancianos en Southport. De esta forma el deporte que es también un éxito en Irlanda se viste de luto en el país de la tierra de la magia, la sabiduría celta, la cerveza negra y la religión católica que de esta manera también hace vestir de negro y acompañar la pena de un país que tiene mucho en común con Paraguay donde aunque no existan futbolistas cómo Bingham, es sabido que existen muchas personas de edad que sobreviven cómo pueden en sus vidas de abandono y soledad que implica llegar a edades avanzadas. Y que deben tener siempre la compañía y empatía de la humanidad y sus personajes, nosotros.
Donde sea que esté ahora Billy, solo sabe que en el mundo futbolístico y deportivo se lo recuerda, valora y admira por la edad a la que llegó bajo las difíciles circunstancias.
Solo nos resta sentir y pedir que su alma descanse en paz y desde donde este que continúe viviendo y mandando bendiciones a un deporte que quiere seguir creciendo sano, en paz y felicidad.