Luego de tanto sufrimiento y tantas pérdidas invaluables, una bocanada de esperanza llega a nosotros con la llegada masiva de las tan esperadas vacunas y la apertura de uno de los vacunatorios más grandes del mundo. Se asoma el final de esta pesadilla que en un principio pensamos que nunca iba a llegar a nuestro país, luego que se iba a quedar solamente algunas semanas y terminó llevándose nuestros sueños y a nuestros seres queridos.
Lo que nos queda ahora es reflexionar y no olvidar los aprendizajes de esta pandemia, de la importancia de ahorrar, de tener planes de contención, de cuidar nuestra salud, de cuidar
nuestros afectos, de saber que el Gobierno indolente solamente aumenta su indolencia durante las crisis y que la única manera de sortear las crisis es ayudándonos entre nosotros.
Sin ser fatalistas, debemos tener presente que otras pandemias y crisis vendrán más adelante y que sería un despropósito no reflexionar sobre los aprendizajes que nos dejó el COVID-19. Este capítulo aún no termina, debemos seguir cuidándonos, inocularnos, mantener los buenos hábitos de distanciamiento, hasta que podamos decir que la pandemia del 2020 se ha convertido en una anécdota.