Comentario 3×3
Por Benjamí Fernández Bogado
Fuerte sacudida se dio ayer en el ámbito de la sociedad paraguaya al conocerse la declaración jurada de bienes de algunos de los 320 mil empleados que tiene el Estado paraguayo a quienes nosotros con nuestros impuestos le mantenemos, y muchas de estas autoridades ubicadas desde la primera magistratura hasta los cargos de directores, ha sido conocido su patrimonio en el día de ayer, que dista mucho de la frugalidad, de la honestidad, de la austeridad con que debería manejarse alguien que vive en un país, cuyo ingreso per cápita es de US$ 5.000 anuales.
Si nosotros vemos que la economía paraguaya no ha crecido más de un 3% o un 4%, el crecimiento patrimonial de los políticos ha superado en algunos casos más del 1000%. Alguien que entró con una mano adelante y otra atrás, después de estar al frente de una repartición pública como ministro, como presidente, termina saliendo un potentado, y esa persona vive entre nosotros, es parte de nuestro barrio, de nuestra familia, y todos sabemos perfectamente que el aumento de su patrimonio no se dio de manera honesta, sino al contrario, por la deshonestidad de su proceder.
Ahora es el tiempo en que las autoridades judiciales comiencen a investigar de dónde sacaron su fortuna, y cuando veamos a algunos de ellos esposados, ingresando a una penitenciaría, devolviendo todo aquello que nos robaron, ahí vamos a creer que este sistema de la transparencia vino para quedarse entre nosotros. Ahí vamos a promover candidaturas que realmente se adecuen al perfil de nuestro país, y ahí veremos que la austeridad y la honestidad que ocurren en otros países que tienen un ingreso per cápita enorme de US$ 85 mil por cada uno de los habitantes como Suecia, sin embargo, pueden darse el lujo de tener políticos bastante honestos. Ojalá lo de ayer sea un gran cambio en la forma de entender la política, practicar la justicia y comprender el servicio público.