jueves, marzo 28, 2024
27.5 C
Asunción

El país de la hipocresía

Golpes en el pecho, marchas furiosas repletas de arreados bajo la lluvia, audios y videos de desinformación. Nada asusta más a una porción fanatizada y poco informada que un cambio en lo que creen que, según sus mitos ya arraigados, atenta contra las buenas costumbres y la familia.

Vivimos en una sociedad rota, donde más de 600.000 familias de las 1.800.000 que existen en nuestro país están a cargo de madres solas, donde la mayor cantidad de juicios son por prestación alimentaria, donde el 80% de los casos de abuso infantil ocurren dentro del núcleo familiar y sumergidos en esta penosa realidad, todavía existen personas que con la familia “sanamente constituida” todo está bien.

Un país donde el enemigo real de la educación es la corrupción, los planes de estudio obsoletos, la utilización del Ministerio de Educación como plataforma política, la falta de infraestructura y los negociados con la merienda escolar, aparece un chivo expiatorio que utilizan los mismos que han generado estos males para culpar a toda la debacle educativa con un supuesto plan de adoctrinamiento que busca convertir a los niños en monstruosas perversiones ambulantes.

En ningún párrafo de la propuesta de la Transformación Educativa siquiera se nombra la palabra “género”, palabra tan temida por los encubridores de pedófilos y corruptos, por aquellos que no comprenden que la sociedad somos todos y que la diversidad es un valor que no se debe ocultar, sino respetar y dar lugar.

Un plan que busca elevar la dignidad y formación del docente, invertir en infraestructura, tener una hoja de ruta para mejorar los programas educativos que hoy nos posicionan entre los 5 peores sistemas educativos del mundo, una propuesta que busca digitalizar las escuelas y responder a las necesidades de los tiempos. Pero no, alguien que no leyó el plan y sabe que su rebaño tampoco lo va a leer corrió la voz, grabó un audio o un video que reenvió a sus grupos y sin ninguna evidencia y pura visceralidad busca destruir un trabajo serio y profesional de años de trabajo, quizás para que las cosas sigan como están, porque niños y adolescentes debilitados por el sistema el día de mañana son más fáciles de someter.

No dejemos que el fanatismo nos deje cegados, tomémonos el tiempo de leer el Plan de Transformación Educativa y construir criterio propio sobre el tema y, por otro lado, dejemos de hacer el ridículo repitiendo lo que otros dicen sin ir directo a la fuente. Nuestros hijos y nietos nos lo van a agradecer.

Más del autor