El tema de las elecciones municipales está ahora en entredicho debido a que han planteado la posibilidad de posponerlas. No hay razones para que eso se haga. Al contrario, tendríamos que buscar mecanismos más eficientes para que la gente participe y decida.
Podría haber sido el gran momento de la transformación del mecanismo de sufragio. Podríamos haber utilizado la tecnología que es bastante provechosa para recibir subsidios, para anotarse, para vacunar y también debería ser para votar.
Si todo eso se puede hacer, se pueden transferir millonarias cantidades de dinero todos los días a través del teléfono celular y operaciones bancarias que son mucho más gravosas y suponen una mayor responsabilidad, el votar por alguien a través del teléfono no tendría por qué ser una cuestión demasiado complicada ni demasiado difícil.
Al contrario, con ese mecanismo nos podríamos deshacer de un montón de funcionarios supernumerarios en el Tribunal Superior de Justicia Electoral, abarataríamos los costos de las campañas, haríamos mucho más fácil la participación de la gente a través de este mecanismo, y no tendríamos robo en las mesas de urnas, como ocurre de manera frecuente y reiterada en nuestro proceso electoral.
Tenemos que utilizar la tecnología para hacer el cambio copernicano que necesitamos en términos de participación. Si mucha gente hoy tiene acceso a un teléfono celular, si está aprendiendo los hijos y nietos de cada uno de nosotros en elecciones bastante importantes en su vida académica, ¿por qué votar por un concejal o un intendente tendría que ser una cuestión complicada?
Habría que pensar con seriedad en cómo cambiar el procedimiento para hacerlo más fácil, para hacerlo mucho más ágil y para hacerlo mucho más barato que lo que nos cuesta en la actualidad.