Comentario 3×3
Las vacunas se han convertido en el insumo más buscado en estos tiempos para reducir la propagación del coronavirus. Varios países que fabrican dichas vacunas o tienen y no la distribuyen con la rapidez que se debieran o tienen y no tienen la capacidad de poder compartir eso con mecanismos internacionales establecidos para que nadie se quede sin ellas, como el caso del proyecto Covax de la Organización Mundial de la Salud. Otros países han sabido lo que se venía y se adelantaron y comenzaron a negociar con las empresas farmacéuticas mientras todavía no se tenía la vacuna.
Hay otros que han aumentado su capacidad de producción local, como el caso de Brasil, que tiene muchos problemas en este momento, pero que sin embargo tiene capacidad de producción propia, con laboratorios a escala de lo que ha sido la experiencia de ese país a lo largo de los años.
Los países integrados al Mercosur tendrían que haber tenido también una estrategia común en torno al tema de las vacunas. En estos casos y en estas cuestiones es donde vemos si realmente el proyecto asociado del Mercosur sirve para algo o no.
Dos países miembros del Mercosur, Uruguay y Paraguay, son los países más rezagados en el tema de contratación de vacunas. Hemos hecho bien la tarea en términos de evitar la propagación masiva y altos números de personas muertas, pero no hemos hecho la tarea de hacer los caminos para tener vacunas en tiempo y en modo. En ese sentido, el Mercosur simplemente ha vuelto a fracasar.
