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El cerebro y el dolor

Tener dolor físico, emocional o mental es algo natural y orgánico cómo el respirar, escuchar o sentir, el mundo se equivoca, accidenta y golpea con frecuencia, así aprendemos nuestros límites, fortalezas y debilidades para corregir nuestras maniobras para evitar dilemas futuros en nuestra juventud, adultez y mayoría de edad. Tiempos en los que todos somos vulnerables siempre a errar, que debemos evitar, volviendo siempre a los consejos hechos por nuestros padres en nuestra infancia de “¡cuidate, te digo!”. 

Todo lo sentido en nuestro cuerpo lo procesa el cerebro desde el sabor de nuestra comida, lo que vemos, escuchamos y sentimos para registrarlo o evaluar la intensidad o intención de lo percibido. Ahora se evalúa la posibilidad de borrar la memoria del dolor en el cerebro, por lo incómodo que es sentir o recordar el incómodo dolor de alguna caída o decepción de una persona o equipo deportivo que nos hayan prometido su compañía, afecto o el tener victoria en cualquier competencia. 

Hay tratamientos que ayudan a lidiar con la evaporación del dolor que no es únicamente una sensación física. Está relacionado tanto con el cuerpo como con la mente. De acuerdo a la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, la forma en la que se siente el dolor tiene que ver con las emociones, la personalidad, el estilo de vida, la genética y las experiencias previas.

Algunos tips relevantes

Entre los métodos sugeridos para enfrentar al dolor y esfumarlo de nuestra mente existen:

  1. Atención plena (mindfulness, en inglés): que es una técnica de meditación que consiste en prestar atención intencional al momento presente, sin juzgar

  2. Respiración profunda: técnica fundamental para el resto de las alternativas que se pueden emplear para ayudar a manejar el dolor.

 Meditación y visualización: este proceso se inicia prestando atención a la respiración siguiendo la técnica referida con anterioridad. Se hace en un ambiente de total relajación, sin ruidos o estímulos que distraigan, con música de fondo que invoque esa sensación.

  1.  Concentración y positivismo: consiste en escoger una actividad que se disfrute es otra opción. Puede ser cualquiera que genere gusto y agrado: leer poesía, hacer caminatas en espacios verdes, cocinar, dedicarse a la jardinería.

Lo citado puede servir para ir borrando de a poco los dolores que experimentemos, actuarían cómo una especie de analgésico que pongamos en heridas que tengamos en o dentro del cuerpo. Opto y aconsejo lo que me sugiere la abuela que me dice;”Iñaki si quieres evitar sentir o tener dolor debes vivir con cuidado y atención siempre” o aplica el trío de ejercicios prácticos para lo que sea que son la prevención, atención y cuidado, así evitarías tener que estar viviendo con las consecuencias de cualquier accidente cómo el sufrir dolor por cómo haya quedado nuestro cuerpo, espíritu, mente, emociones o en cualquier lugar en el organismo donde lo podamos registrar. Es cuestión de aplicarlo.

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