Eduard Ribas i Admetlla
Ciudad de México, 25 ago (EFE).- Con pincel en mano y casi sin descanso, decenas de restauradores trabajan a marchas forzadas para que el emblemático Ángel de la Independencia se despoje de los daños del terremoto del 2017 y pueda coronar esplendoroso el cielo de Ciudad de México durante los festejos del bicentenario del país.
“Este es el principal símbolo de nuestro país alusivo a la independencia. En ese sentido, por esas fechas debe estar listo todo el conjunto monumental”, explicó este miércoles a Efe Roberto Sánchez, miembro del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y encargado de la rehabilitación arquitectónica.
Mientras unos técnicos desmontan el andamiaje de más de 40 metros que ha cubierto el famoso monumento durante los últimos dos años, el equipo de restauración ultima los detalles de los relieves para que todo esté listo a partir del 1 de septiembre, mes patrio en que se celebrarán los 200 años de la consumación de la independencia.
“Sobre todo esta última etapa ha sido muy estresante porque ya están quitando los andamios y todavía hay restauradores trabajando. Vamos a machas forzadas”, añadió el ingeniero.
LISTO PARA SOBREVOLAR TERREMOTOS
El Ángel, como lo conocen los capitalinos, es una escultura dorada de una victoria alada encima de una columna conmemorativa y un mausoleo inaugurado por el dictador Porfirio Díaz en 1910, cuando se cumplieron los 100 años del inicio de la guerra de independencia.
Levantada en una rotonda del neurálgico Paseo de la Reforma y diseñada por Antonio Rivas Mercado, con el tiempo se ha convertido en sede improvisada de celebraciones futbolísticas y en el escenario favorito para las “selfies” de los turistas.
Desde sus 45 metros y con una vista privilegiada, la victoria alada ha sido testigo de la historia de México durante el último siglo, incluido el potente terremoto de 1957 que la tiró al suelo.
Tras ese episodio, la columna fue revestida en su interior con un tubo metálico que aguantó varias décadas hasta el sismo del 19 de septiembre de 2017, que lo cuarteó.
“Lo que le daba continuidad se había fracturado. Ante los movimientos laterales, corría riesgo la estructura”, contó el ingeniero, coordinador de los trabajos que comenzaron en agosto de 2019, poco después de una gran marcha feminista que dejó más de 500 pintadas en la base del monumento y que continúan visibles.
El ingeniero admitió que la tarea comenzó tarde y se alargó más de lo previsto por problemas administrativos, técnicos y la pandemia de covid-19, pero el resultado valió la pena.
“El tema estructural ya está atendido”, afirmó el ingeniero, quien subrayó que se ha trabajado para que el Ángel “en el futuro pueda resistir terremotos” como los acontecidos.
REVERTIR EL DESGASTE
Los últimos detalles que se están afinando corresponden a la parte estética, y es que, además de los daños estructurales por el sismo, los relieves de la columna presentaban un fuerte desgaste debido a la lluvia y a la contaminación.
Los leones que decoran la parte alta del monumento estaban completamente desgastados, faltaban letras de los nombres de los héroes de la independencia y las águilas habían perdido sus alas, uñas y plumaje desde la última restauración hace 15 años.
“El agua corre por ahí y es un elemento que deteriora todo. El viento también erosiona”, explicó Carlos Iván Herrera, encargado del del proyecto de restauración del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Todas esas figuras se han reconstruido con una argamasa muy similar a la cantera y los restauradores apuran ahora los últimos días para pintarlos con un tinte idéntico a la roca original.
“Hay que dejarlo igual para no falsear. La restauración no pude falsear, ni imitar, ni crear cosas nuevas. Eso lo debemos respetar”, sostuvo el restaurador.
Lo que no se ha tocado por ahora es la deslumbrante victoria alada, revestida de 25.000 hojas de oro, puesto que no tiene daños relevantes.
El jueves está prevista la retirada completa del andamio, aunque todavía queda trabajo para arreglar las jardineras de la base de la columna.
En ese lugar, permanecen pintadas como “Viva que te quiero viva”, “Cerdos policías” o “México feminista” de la masiva marcha feminista de hace dos años que abrió un intenso debate sobre el trato a los monumentos.
Los restauradores los borrarán pero pretenden dejar intacto alguno de los mensajes. El Ángel seguirá así siendo historia viva de México.