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Dinero de afuera

Una nación con profundas heridas de desarraigos y separaciones, marca a fuego la historia de miles de paraguayos y paraguayas que han tenido que dejar el Paraguay y desde la distancia con mucho esfuerzo juntar algunos Euros, dólares o incluso pesos, para enviar a sus padres, hijos o deudores, volviéndose uno de los pilares que sostiene, no sólo la economía de los que reciben, sino de las arcas de un país que sus administradores no pueden darle una chance a los que se fueron de tener las oportunidades en su propia tierra.

Según datos las remesas familiares sumaron 155 millones de dólares, exhibiendo un crecimiento de 15%, según lo reporta el Banco Central del Paraguay (BCP). Dato que demuestra que todavía los compatriotas que viven fuera hacen el esfuerzo de enviar dinero.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en Paraguay el 39,2% de los habitantes no satisface sus necesidades básicas y al menos 196.000 de los 1,9 millones de hogares tienen al menos un integrante viviendo en el exterior.

Se suele decir que la migración tiene rostro de mujer y el impacto doloroso y negativo que genera en varias generaciones de huérfanos que a la larga serán una carga mucho mas pesada, porque los hijos que crecieron sin una estructura de hogar, terminaran siendo la carga de un país que debe prepararse para el aumento de índices de criminalidad, delincuencia, depresión y suicidio, teniendo como resultados el aumento del ciclo de más hogares destruidos.

Por más que las remesas tengan un efecto multiplicador para la economía, pues potencia el consumo, es hora de pensar a largo plazo y en cómo generar incentivos para que retornen y puedan hacer crecer nuestro país y no donde están circunstancialmente.

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