La zona del Caribe continental abarca países tanto del sur, centro y norte de América cuyas costas están bañadas por el mar Caribe. Entre estos países destacan, de sur a norte: Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Belice, México y Haití. Esta isla ex colonia francesa considerado como ejemplo de un estado fallido tiene 27.560 kilómetros cuadrados de tierra y 190 kilómetros cuadrados de agua, y 11.72 millones de personas la habitan, Ahora se han quedado sin primer ministro, porque el mismo, Garry Conille, fue despedido de su cargo en el estado de la isla. Mientras tanto se agrava la agitación nacional. Mientras los asesinatos y el hambre se disparan en el país, una lucha por el poder político le ha costado el puesto al primer ministro.
El exfuncionario de las Naciones Unidas designado para dirigir Haití en medio de una crisis avivada por las pandillas ha sido despedido por el consejo de gobierno del país, tras una lucha por el poder político que se desarrolló en medio de una oleada de secuestros y asesinatos.
Uno se hace la idea que en esos espacios cómo los que tiene la isla caribeña no deben existir acontecimientos lamentables cómo los que actualmente están ocurriendo, en el que pandillas del país atacan a su población, elevando el temor de la misma de seguir viviendo o sobreviviendo con criminales en su barrio o espacios que tengan en común para existir con seguridad y paz.
El funcionario, Garry Conille, de 58 años, fue un médico que anteriormente dirigió la oficina regional de UNICEF para América Latina, fue contratado a finales de mayo como primer ministro interino de Haití. Se supone que él y el consejo de gobierno del país allanaron el camino para las elecciones del año que viene, en las que se elegirá un nuevo presidente en la isla por y para su población.
Sin soluciones concretas
Este lugar viene de importantes complicaciones a nivel de administración estatal porque el último presidente de Haití fue asesinado en julio de 2021 y desde entonces no se han celebrado elecciones. El anterior primer ministro se vio obligado a abandonar su cargo a principios de este año por una coalición de pandillas que habían tomado la capital, Puerto Príncipe, perpetrando ataques contra diversos objetivos, desde comisarías a prisiones y hospitales.
Ariel Henry, el anterior primer ministro que ni siquiera pudo regresar a casa tras un viaje al extranjero, dimitió en abril, mientras se disparaban los asesinatos y miles de personas se veían obligadas a abandonar sus hogares a causa de la violencia de las pandillas.
Y no es lo único que preocupa en este país, donde también existen problemas con el hambre, cólera, la pobreza, desastres naturales, una deuda histórica e inestabilidad de sus gobiernos para con su población.
La decisión de destituirlo fue calificada por algunos analistas como un golpe de Estado por motivos políticos, y cuestionaron que el consejo presidencial tuviera autoridad legal para hacerlo. La autoridad para destituir a un primer ministro corresponde al Parlamento, pero como no se han celebrado elecciones, Haití carece actualmente de uno y cómo democracia que es desde hace más de 30 años da el poder de elegir quién podrá gerenciar el bien público a su población.
Conille había ayudado a supervisar una fuerza internacional de agentes de policía, en su mayoría kenianos, que llegaron a Haití en junio para intentar restablecer el orden y devolver la tranquilidad que debe existir en cualquier parte del mundo donde la población y sus estados sean responsables con sus derechos y deberes que tengan con su oficio público o condición de ciudadanos que debemos estar en sintonía con el objetivo del gobierno de turno para evitar repetir lo que ahora existe en uno de los destinos potencialmente favoritos para el turismo pero no ciertamente en Haití.