Corre el tiempo, aumenta la ansiedad y se va agotando la paciencia de la tripulación. Está llegando la famosa quincena de febrero, la única pista que lanzó el ministro de salud, Julio Mazzoleni, sobre la llegada de las vacunas contra el coronavirus.
Esta semana, la presidencia de Chile anunció que superaron el millón de personas vacunadas, mientras que nosotros solamente ejecutamos el 36% de los US$ 426 millones del fondo de emergencia destinado a insumos, los familiares de los enfermos de covid se desangran G. 2.000.000 diarios en medicamentos porque resulta que éstos escasean en hospitales públicos y la cantidad de dosis que nos llegarán está en la nebulosa.
Todo esto indica que nuestro súper capitán Mazzoleni no está encontrando señales de tierra firme y empeora su reconocida fama como mal administrador. El humo que vendió por la llegada de la vacuna le está asfixiando y cada declaración que brinda nubla su propio camino. El ministro dijo a los legisladores: “dentro de la segunda quincena de febrero casi con seguridad salvo alguna cuestión de fuerza mayor estaremos recibiendo las primeras partidas”. ‘En la quincena de febrero’ no es una fecha, ‘casi con seguridad’ no es una afirmación y ‘alguna cuestión de fuerza mayor’ suena a que abre paraguas ante la más mínima eventualidad. Lo único seguro es que no hay nada concreto.
Julio Mazzoleni está pisoteando su palabra, porque también dijo en abril del 2020 que la transparencia es un compromiso innegociable en la gestión del covid-19, pero ahora, afirma que por “confidencialidad” no puede brindar datos sobre la llegada de las Sputnik V.
La transparencia es un compromiso innegociable. Ahora podés acceder a la GESTIÓN #COVID19 en la web del @msaludpy para conocer las metas de insumos, medicamentos y equipamientos biomédicos, adquisiciones, donaciones, su distribución y RRHH incorporados.
➡️https://t.co/Zkb5ZUj0Wr pic.twitter.com/AB3woBsjOq— Julio Mazzoleni (@MazzoleniJulio) April 30, 2020
Y como es de público conocimiento que es el ministro mimado del presidente, sigue su ejemplo de arrogancia y calcó la excusa que siempre da Mario Abdo sobre las críticas: quién no está metido que no opine. Pero tanto Marito como él están equivocados, porque cada decisión nos incumbe y cada metida de pata nos salpica.
No supo mostrar su garfio a los piratas de su barco investigados por la corrupción en la escandalosa compra de insumos y no utiliza los recursos para nutrir los hospitales. Tiene que recordar que él no es el único a bordo, por eso la prensa y la ciudadanía están en todo su derecho de dudar, cuestionar y exigir explicaciones.
Mazzoleni debe darse cuenta que si no cambia de rumbo se le viene la tempestad.