Una gran masa joven del Paraguay no participa en las elecciones o si lo hace es extremadamente pequeña y no tiene una fuerza para cambiar, hay muchos jóvenes que activan en la política llevados por los viejos vicios y modelos de sus progenitores lo que no significa que la franja etaria a la que pertenecen significa renovación, cambio y vitalidad.
Necesitamos que lo político logren sintonizar con ese mayoritario sector de la juventud paraguaya que cree que la política es sucia y que no merece ser sitio de participación o aquellos que dicen que no encuentran nunca un referente o una referente a la que seguir, y si lo hacen se encuentra desencantados y decepcionados en la primera de las oportunidades.
Tampoco hay un discurso entusiasmante y estimulante a la participación de parte de nuestros políticos. Las reacciones de la gente joven del Paraguay han sido espasmódicas, no han sido sostenidas en el tiempo, hemos tenido la última de ellas cuando nuestros jóvenes salieron a las calles en marzo del año pasado pidiendo que el gobierno dejara de robar en pandemia, aquel grito que se manifestó después en una bronca y manifestación violenta por el microcentro asunceno no tuvieron continuidad no vemos que se hayan podido articular en movimientos o en partidos políticos y que vengan a plebiscitar sus nombres en los comicios que se vienen.
Estamos muy lejos de entusiasmar, de motivar de hacer partícipe a esta población joven que constituye la mayoría de la población paraguaya, pero que sin embargo, cuando se trata de votar tiene un marginal montó presencial que deja mucho que desear.
