El deforestar consiste en despojar un terreno de plantas forestales. Entre algunas consecuencias identificadas se destacan el daño a los hábitats, su fragmentación y la sucesiva pérdida de biodiversidad; la alteración de los ciclos del agua, la erosión del suelo y la desertificación. Su definición y descripción de las consecuencias son suficientes para decir que hablamos de un ecocidio o la destrucción de gran parte del medio ambiente de un territorio, especialmente si es intencionada e irreversible. Hablamos de quitarle vida a un ser vivo aunque no escuche, vea o sintamos que no piense. Y aún así tiene la fuerza de volver a germinar y dar sombra frutos, color y oxígeno a su entorno.En el Paraguay se deforestan 8 millones de hectáreas al año.
Debemos tener mucho cuidado al identificar una planta en mal estado y que “ya no sirve” y proceder a talarla, quemarla o destruirla porque se ha identificado otra seria consecuencia del deforestar que según un estudio de la amazonía brasileña esta acción que va contra nuestro medio ambiente y contra su población. Además, tiene un gran impacto en las temperaturas regionales.
Una investigación destaca los beneficios que los bosques aportan a las regiones circundantes en términos de aire más frío y más precipitaciones.
En plena temporada de El Niño.
Paraguay se encuentra a 2.364 kilómetros del Amazonas brasileño más somos un país que está en el mismo planeta, que con el tiempo va registrando un alto nivel de deforestación en sus pulmones o espacios donde se concentra una importante presencia de nuestra flora y que por intereses particulares son víctimas de atropello inconsciente que nos quitan y se quitan la posibilidad de tener mayor y mejor oxígeno para respirar.
Venimos E+experimentando serias precipitaciones, días muy calurosos a descensos importantes de la temperatura, y tratamos de encontrar la respuesta de una realidad que existe y debe preocupar no solo a las personas que viven cerca del Amazonas sino a todo el mundo que debe defender y proteger sus bosques si no desea tener la compañía del fenómeno de El Niño y “sus travesuras” que pueden causar daños y cambios a nuestro estado de salud.
La investigación tiene importantes implicaciones políticas porque los agricultores de los estados amazónicos, hasta ahora, han liderado el camino en la destrucción de bosques bajo el supuesto de que ganarán dinero talando más tierras. Políticas que deben funcionar para y por el ciudadano y habitante de cada país y por ende del mundo.
Con todo eso va quedando con pocas chances de continuar bien, en orden y con la capacidad de florecer y continuar cómo lo hacen algunas plantas que aunque sientan y sean perjudicadas, tiene la fuerza y valentía de empezar y desarrollarse con naturalidad.
La misma que por el resultado de investigaciones desarrolladas también ha cambiado nuestra temperatura no solo por los tan repetidos “cambio climático” y “contaminación” sino por lo que debemos saber regular y controlar más nuestro hábitat y medio ambiente.
No solo tiene culpa la persona que tale los árboles sino aquel que sea testigo de este hecho y no lo denuncie a las autoridades que se deben a su vida y salud cómo la de su familia, vecinos y compañeros de trabajo que respiran, ven escuchan y sienten cómo cualquier ser vivo del mundo.