Ser rico y famoso, todo a velocidad digital
Decíamos en este mismo espacio que la cultura de nuestros abuelos era “ahorrar primero y gastar después”. Ellos no se atropellaban para hacer las cosas. El mundo era más tranquilo y con el tiempo, todo llegaba. Hoy, en la sociedad del vértigo, la ecuación se ha invertido. “Tener primero y pagar después” es la regla. De qué me sirve tener un auto o hacer un viaje cuando sea un anciano y apenas me pueda mover, nos preguntamos, y con razón.
La economía ha venido a cambiar ese mundo lento pero seguro por otro más inclinado hacia el riesgo calculado. Hoy un ciudadano promedio, con un ingreso sostenido, cuenta con crédito suficiente para lograr su realización personal y alcanzar un nivel de confort razonable. De todas maneras, este es un proceso que lleva también su tiempo y tiene sus límites. En otro nivel, muchas grandes empresas han sido el producto del esfuerzo de dos y hasta tres generaciones de familias dedicadas a una actividad para la cual desarrollaron el expertise requerido.
En todos los casos, desde el pequeño confort hasta la gran fortuna, los valores que consolidan el éxito se basan en la disciplina del trabajo y en la cultura de la responsabilidad. Nada llega por casualidad, el azar nada tiene que ver con los logros sostenibles. Nuestros abuelos decían: “Lo que fácil llega, fácil se va”, que se complementa con este otro aforismo: “Claro que existe la suerte. La reparten todos los días, con el desayuno, a las 6 de la mañana”.
Pero el mundo digital, las redes sociales y los nuevos oficios están volviendo a cambiar el mundo. Por ejemplo, los influencers, personajes que en tiempo récord pueden amasar fortunas. ¿Qué es un influencer? Sería algo así: “Mercadotecnia que aprovecha a personas influyentes en redes sociales para que conduzcan sus audiencias segmentadas a tomar determinadas acciones, por medio de una serie de actividades previamente pensadas”. ¿Cuánto se puede ganar como influencer? Según la categoría (mini, macro,mega), entre US$ 1.500 y US$ 25.000 por publicación.
No es un trabajo fácil ni al alcance de cualquiera. Requiere dedicación. Pero al contrario de lo descrito más arriba, el proceso es mucho más veloz y requiere un máximo de exposición para mantenerse “en foco”.
Cultura de lo exprés: ser rico y famoso, pero a velocidad digital. Y serlo hoy, ya. Mañana puede ser tarde.