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¿Cuándo van a entenderlo?

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No votar es una manera de externar el descontento ciudadano.

Hay tanto hartazgo ciudadano frente a los políticos que el hecho de no votar en una elección nacional o municipal es la máxima expresión del descontento. Pero parece que la elite dirigencial vive en una burbuja y no comprende el desprecio que merecen muchos políticos en campaña.

El abstencionismo electoral es una conducta que algunos quieren convertir en una especie de delito pasible de fuertes sanciones. Sin embargo, estudiosos del tema consideran lo contrario.

“La abstención, término que deriva de la voz latina abstentio -dice Enrique Arnaldo Alcubilla, jurista español, catedrático de Derecho constitucional por la Universidad Rey Juan Carlos- es un no hacer o no obrar que normalmente no produce efecto jurídico alguno, aunque en ocasiones puede ser considerada como la exteriorización de una determinada voluntad y en tal sentido ser tenida en cuenta por el Derecho”.

¿Se entiende o no se entiende? No ir a votar es una manera más de votar. Es la expresión de repudio de una ciudadanía a la que no convencen ni programas ni candidatos en pugna por un cargo electivo. Es el resultado de la política en función de poder convertida en una máquina de generar negocios, de programar impunidades y de enriquecer núcleos partidarios y familiares. ¿O no se dan cuenta de eso los señores legisladores y los burócratas del poder?

La ciudadanía toma cada día más conciencia de que su voto entroniza en el poder a demasiados pillos a quienes poco importa servir al país sino servirse de él. Ve tontos monosilábicos convertidos en representantes del pueblo y en miembros de organismos internacionales, que nos cubren de vergüenza al oírlos hablar y que nos recuerdan aquella frase: Los sabios hablan cuando tienen algo que decir y los tontos hablan porque tienen que decir algo…

La reserva moral de la política, si es que queda alguna, debería considerar seriamente una reforma del sistema que nos gobierna. Hay estudios que ponen bajo observación los ciclos electorales superpuestos que imponen objetivos cortoplacistas y van pateando hacia adelante los temas importantes. Otros piden estadistas capaces de gobernar para la próxima generación y no para la próxima elección.

Un debate, dicho sea de paso, que en el Paraguay ni siquiera asoma, porque eso significaría sacar los pies del plato, cosa que requeriría un valor inexistente en la política telúrica: integridad.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.