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Crisis perpetuas

Lo malo, negro o feo no puede existir por siempre o repetirse con frecuencia si tomamos en serio que el bien siempre triunfa aunque parezca la linea del guion de una ficcion. En realidad no parece ser siempre así para algunas personas y hasta países que han estado no meses, años sino hasta décadas ocupando titulares de problemas intestinos, persecuciones, prisiones, limitaciones y control de gobiernos que aunque se imaginaban hacer bien las cosas en realidad armaban el colchón para sostener la infelicidad de su población in eternum.

Esa realidad no debe ser mentida sino integrada en el trabajo de la construcción de un país o ciudad a través del gobierno que asuma o venda ideas para pausar o terminar las crisis y poner en su lugar no solo la palabra sino los hechos que sean su solución.

En países cómo Cuba, Argentina u otros que en medio del agua siguen luchando para hacer frente a los problemas económicos, políticos y sociales que no solo merecen, necesitan sino deben tener permanencia de paz, alegría y satisfacción. Sin embargo, la realidad es cruel y tiene muchos años sin resolver los disparadores de su desgracia.

Estos dos países tienen periodos de esplendor y desarrollo. Estado, tiempo o condición que parece aun habiendo tenido cambios en la forma en que era gobernada Cuba los problemas de necesidad insatisfecha continúa creciendo a un año de la última manifestación masiva que fue reprimida a palos por el gobierno comunista.

Los argentinos golpearon las puertas de la Casa Rosada el sábado agobiados por una realidad económica que los sigue hundiendo y que pronostican 70% de inflación para finales de año. Las protestas ciudadanas continúan para que el gobierno actúe para mejorar su economía y deje de obligar al ciudadano a sobrevivir a como sea. Las condiciones económicas no han hecho más que empeorar desde la frustración por la peor crisis financiera que ha sufrido el país desde los años 90.

Esa década desafortunadamente no tiene los mejores registros de haber sido un momento feliz para muchas economías y lo que esto significa para la sociedad que por necesidad termina migrando y abandonando familias, proyectos o rutinas que en algunos casos se convierten en tristes experiencias que se vuelven perpetuas.

Necesitamos que los gobiernos acierten y dejen experiencias positivas para sus habitantes.

Las instituciones tienen no solo el poder sino la obligación de hacer lo que han prometido hacer como en la Argentina y en la sometida Cuba desde hace más de 60 años de dictadura. Sus pueblos merecen vivir mejor y los gobiernos están obligados a lograrlo. De eso nomás se trata la buena administración.

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