Indudablemente el año 2021 será recordado como un año trágico para el Paraguay. Dieciséis mil muertos solo por Covid-19 es una cifra que no teníamos memoria desde los tiempos de la revolución del cuarenta y siete, la Guerra del Chaco, de los sucesos donde el número de fallecidos alcanzó una proporción similar a la que nos dejó el Covid-19.
Evidentemente hay varias lecciones que tenemos que aprender de todo esto a nivel global y también a nivel local. En esto último deberíamos mejorar notablemente los niveles de gestión; es realmente impresentable que algunos políticos se hayan aprovechado de los escasos recursos que tuvimos disponibles. US$ 1 millón por gobernación que si echamos mano a fuertes investigaciones, es poco probable que alguno se salven.
Ahora ya involucran también al ex-futbolista de Cerro Porteño, Gobernador de Canindeyú, el Tigre Ramírez, que se engulló -dicen- un millón de dólares que le habían otorgado para luchar contra el Covid-19.
Caso similar que le acontece al locutor cachaquero, Hugo Javier en el Departamento Central. No hubo miramientos de parte de los corruptos, era una oportunidad enorme la que les daba la pandemia para aprovecharse de los recursos que fueron destinados para dicho propósito.
Algunos políticos lo hicieron mucho mejor con muchos menos recursos como el caso del intendente de Villa Elisa que pudo montar una en pequeña infraestructura para hacer frente a los estragos que causaba este virus.
También nos demostró la escasa capacidad de nuestras universidades, de nuestros centros de altos estudios, para que sean interlocutores válidos con aquello que fundamentalmente negaron la presencia del coronavirus primero y después de las vacunas.
Es el tiempo también de hacer un recuento de aquellas cosas que debemos aprender todos los paraguayos en relación a un suceso de este tipo, que con dieciséis mil y más muertos algo nos debe haber enseñado a cada uno.
