El sector de tabacos está luchando a pie firme en contra de la posibilidad de conocer la trazabilidad del negocio; eso significa saber quién es el que compra donde se vende, de un negocio billonario a nivel global.
Paraguay es un país que, en el contexto mundial, ocupa uno de los primeros lugares en la producción y comercialización de cigarrillos; el 10% del comercio mundial pasa por el Paraguay.
Esto significa que vamos a conocer -si la ley se pasa- quiénes son los que compran y en cuestión de ese tema, van a ser perseguibles las personas que realizan las operaciones en otros países.
No es una cosa que agrade mucho en un país acostumbrado a la opacidad, a la oscuridad como el nuestro, y en un negocio que tiene dichas características.
Si se implementa la trazabilidad hay que explicar de dónde sale la plata que compran, donde se colocan esos recursos, y todo eso opera, fundamentalmente, sobre una de las tabacaleras paraguayas, Tabesa, propiedad del expresidente Horacio Cartes, que con este esquema tendría un poder de fuego mucho menor dentro del ámbito del juego democrático paraguayo.
Hay que mirarlo desde el lado de la transparencia del lado de que que los tributos sean realmente aplicable como tal, que las exportaciones sean registradas para conocer de qué se tratan esos volúmenes., pero fundamentalmente, para perseguir el crimen organizado, que tienen la misma ruta del contrabando de cigarrillos, el mismo tramo que hacen los narcotraficantes.
La trazabilidad es un buen negocio para el Paraguay en todos los sentidos.