La idea está causando inquietud en la población más vulnerable
En el principio, fue la caridad la que sostuvo el que hoy conocemos como Hospital de Clínicas. Habían pasado apenas 10 años del final de la Guerra Grande cuando las hermanas de San Vicente de Paul llegaron al Paraguay con su misión de asistencia a los necesitados, centrando su acción en un hospital de caridad inspirado en el nombre de su congregación.
Luego, aliadas a la Sociedad de Beneficencia, ampliaron su servicio dotando primero de 60 camas al hospital y, poco mas tarde, en 1899, habilitando un pabellón aledaño en donde los estudiantes de medicina realizaban la disección de cadáveres. Ese fue el primer enlace del Hospital de Caridad San Vicente de Paul con la Facultad de Medicina, que había iniciado su misión académica en 1889. En 1910 el hospital incorporó el área de maternidad, en 1918 le instalaron luz eléctrica y en 1921, el primer laboratorio químico bacteriológico. En 1927, con la construcción de pabellones de cirugía y la incorporación de otras especialidades, pasó a llamarse oficialmente Hospital de Clínicas.
Pese al cambio de nombre, nunca dejó de ser el hospital del pueblo, del ciudadano que carece de cualquier otra opción de atención sanitaria que no sea Clínicas, como se lo conoce popularmente. Es el paradigma del servicio público de salud, que aún con todas sus limitaciones, se erige como el último recurso a la hora de afrontar una emergencia familiar.
Hoy, Clínicas dispone de partidas dentro del Presupuesto General de la Nación que, obviamente, no son suficientes para la enorme complejidad de un centro médico que atiende miles de pacientes por día, casi todos de extracción humilde.
Por eso, la iniciativa del consejo del hospital de arancelar los servicios con sumas que van de 100.000 a 600.000 guaraníes según el caso, está provocando la alarma en la población que acude en demanda de atención. Eso obligaría una instancia previa de demostración de insolvencia y la instalación de una burocracia que podría crear barreras innecesarias.
Es de esperar que los administradores actuales del Hospital de Clínicas sopesen con cuidado esta etapa y eviten a miles de ciudadanos la angustia de distanciarlos del único recurso de cuidado de la salud de que disponen.
Por muy buena que sea la intención de generar recursos extra, siempre hay que contar con el concurso de algún despistado que malinterprete la idea.