No soy neurólogo ni tengo estudios acerca de uno de los órganos humanos más maravillosos como el cerebro del que se ha descubierto que responde selectivamente al sonido del canto y la música en general. Sin duda, ella tiene el poder de generar emociones, transportarnos en el tiempo, espacio y mover nuestro cuerpo en otra disciplina del arte que es la danza que no se concibe sin la capacidad de sentir lo que es percibido por nuestros oídos.
El mismo hoy día puede verse acompañado de música suave y agradable u otros intentos de ser sonido que además de distraer terminan afectando el normal funcionamiento de la mente como aquellos guiados más por el ruido disfrazado de música. Ustedes ya pueden imaginar a lo que me refiero. Ahora es una realidad que los científicos dicen que han encontrado una respuesta inesperada al canto en el cerebro y cómo impacta de forma positiva en nuestra comportamiento.
El rescate del placer
Si diéramos importancia, cuidado y respeto al arte de la música cómo creadores, intérpretes y oyentes, hoy quizá estaríamos oyendo música clásica u otras diferentes opciones en vez del reggaeton que debido al volumen optado por las discotecas ambulantes resultan insoportables.
Debemos rescatar el valor de la música que nos transporta, emociona y nos eleva en el espíritu tan necesario en estos tiempos de salida pareciera de la larga pandemia del coronavirus.
Esos sonidos que emergen de los autos tuneados solo nos espantan y ahuyenta del placer de hacernos disfrutar de emociones singulares que sólo el cerebro nos hace partícipe en todo el cuerpo. Démonos algo de salud disfrutando la buena música y aplaudamos a sus creadores.