Serán cada vez más necesarios médicos generales, enfermeros y siquiatras.
Consultorías vinculadas a la prestación de servicios médicos están acumulando estudios sobre las profesiones del área de salud que serán más demandas de ahora en más. La pandemia ha obligado a cerrar los criterios de búsqueda y acelerar diagnósticos. La norteamericana Merritt Hawkins estima que ni bien el control del COVID19 se estabilice, las cinco especialidades mas demandadas serán medicina familiar, practicante de enfermería, psiquiatría, radiología y medicina interna.
El nuevo médico general o médico de familia es un concepto aparecido en la segunda mitad del siglo XX. Es el profesional responsable de proporcionar atención integral y continuada a todo individuo que solicite asistencia médica, pudiendo implicar para ello a otros profesionales de la salud que sumarán sus servicios si son requeridos.
Los cambios se están produciendo a velocidad máxima. En España, en el año académico 2020, de 2.100 médicos internos residentes sólo siete habían elegido epidemiología. Ese mismo año, estallada la pandemia, los limitados especialistas existentes sufrieron una sobre demanda de prestaciones, convirtiéndose en verdaderos rockstar de la epidemiología al ser consultados por canales de televisión y programas de salud. Ahora, España pisa el acelerador con esta especialidad comenzando por aceptar que es una ciencia multidisciplinaria, que parte de una base diferente a la medicina pero a la vez requiere maestrías y doctorados en inmunología y salud pública.
El impacto devastador de la epidemia, con sus encierros, privaciones y estados de depresión y estrés derivados, ha expuesto la necesidad de contar con más psiquiatras para abordar cuadros de gran complejidad que superan las competencias de asistentes sociales.
Ya lo hemos abordado en otras oportunidades pero vale la pena volver sobre el tema todas las veces que sea necesario. Es urgente la revisión de todas las líneas de acción contenidas en el Sistema Nacional de Salud regulado por la Ley 1032/96. En el se fijan las pautas para la acción coordinada de la oferta de servicios de salud de los subsectores públicos, privados o mixtos, de seguros de salud y de las universidades. La pandemia hizo crujir este sistema y se impone una evaluación de la calidad de respuesta derivada de su funcionamiento. Y realizar las correcciones que lo adecuen a la salud pública que se viene.