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Calles “democráticamente” uniformadas

Uno de los temas claves del futuro de Paraguay es su educación en todos los niveles, y por ende contar con las personas más calificadas para resolver esta postergada asignatura. A pesar de las evidencias y las urgencias en esta materia reclamada por los medios y otros profesionales calificados, se reemplaza un ministro por otro sin mucha preocupación por la idoneidad para el cargo. Colegas y medios se han explayado al respecto, de modo que no me detendré en la figura del Ingeniero Agrónomo Ricardo Zárate. Apenas un par de comentarios sobre sus apreciaciones como flamante ministro, donde no tuvo mejor ocurrencia que hacer una semblanza sobre Alfredo Stroessner, al requerírsele una opinión sobre cómo debería abordar la educación paraguaya el tema de la dictadura. Más allá de sus respuestas y evasivas, lo cierto es que el pasado siempre vuelve y Alfredo Stroessner volvió a estar con nosotros. Volvió desde su tumba a compartir páginas de diarios, minutos de radio y televisión y algunos memes que el General jamás hubiera imaginado.

Más allá de la ocurrencia del Ministro Zárate, la figura de Stroessner sigue presente a través de decisiones que se perpetúan en el tiempo y en el imaginario colectivo diariamente. Solo es cuestión de salir de casa, ir al trabajo y mirar los lugares por donde circulamos y allí sigue, impertérrito en su legado catastral.

Desde el más antiguo morador de nuestra ciudad hasta el más desprevenido visitante de Asunción, al recorrer sus calles, se habrá preguntado, cuánto honor y cuánta gloria yacen en la nomenclatura catastral que ha inmortalizado, en la intersección de numerosas esquinas, en una modesta chapa de fondo oscuro y letras blancas, el nombre de algún célebre uniformado.

Los héroes de la Guerra del Chaco, ciertamente ganaron en forma merecida un lugar en las principales arterias y avenidas, pero la ciudad continuó su cotidiano crecimiento, y si bien en los últimos setenta años no hubo nuevas guerras, no hay duda que surgieron numerosos “héroes” que pasan de boca en boca cuando debemos indicar las referencias necesarias para llegar a un determinado lugar, pero difícilmente los encontremos nombrados o nominados como los artífices del crecimiento o desarrollo de un determinado barrio o sector.

Los generales, coroneles, comandantes, mariscales, mayores, capitanes, oficiales, tenientes 1º, tenientes 2º, sargentos, cadetes, en fin, uniformados diversos, conforman la coloratura de las denominaciones urbanas y no quedan rangos ni grados de la soldadesca sin su correspondiente lugar, ya sea en los barrios más caros como en los parajes más humildes.

El porcentaje de vía pública con estas denominaciones castrenses, supera ampliamente a las que corresponden a países, fulano, sultano o perengano. No cabe duda que fue la jerarquía militar la que decidió que fuéramos por la vida, alternando con el cuartel en plena ciudad.

Ni siquiera la infinita gama de verdes que nos ofrece la exuberante naturaleza fue suficiente para estimular el ingenio reparando en la flora y fauna que nos rodea. Solo puede reconocerse la validez monocromática del verde olivo, que se alista en nuestra memoria, reclutando imágenes milicianas, cada vez que cruzamos una nueva calle.

Salario mínimo
Sería interesante conocer a través de las investigaciones de algún urbanista curioso, las diversas fuentes que inspiraron tamaña uniformidad y por qué solo el bronce estuvo reservado a militares que, por el ejercicio de su carrera, desalojaron de los paseos de la ciudad a otros profesionales con iguales o mayores merecimientos.

Por un momento si me lo permiten, imaginémonos circulando por “Perito Mercantil Anastasio Juárez” y la intersección de “Taquígrafo José Benitez”, a unas pocas cuadras de la Avenida “Chapista Epifanio Álvarez”, donde se encuentra el Parque “Panadero Salvador Gutiérrez” para arribar a la rotonda “Partera Zoila Gómez, pegadito nomás al viaducto “Psicóloga María Eugenia Lara”.

Si apelamos a la memoria de nuestra historia reciente, seguramente ésta nos dará algunas pistas de causas y razones de tan escasa imaginación en el repertorio, a la hora de los bautismos y la elección de patronímicos, pero sería bueno reconocer que en los últimos 60 años, a juzgar por el “alfabeto urbano”, no fueron muy pródigos ni creativos, ni acordes al volumen de informaciones que nos llegan ofreciéndonos una variadísima gama de hechos y sucesos, que merecerían ser nominados como signo de reconocimiento a las reales epopeyas y personalidades de nuestro tiempo.

Nuestros abuelos y generaciones posteriores han repetido más de una vez que “todo tiempo pasado fue mejor”. Hoy, cuando América Latina aún se debate en medio de sus frágiles democracias en términos de desarrollo e igualdad, no cabe duda que las oligarquías políticas que nos gobiernan nos deben un presente más diáfano y un futuro de mayor esperanza que la realidad de nuestros días.

Así como se han ido democratizando diversas estructuras de la sociedad, también sería bueno pensar, desde la pluralidad, la nombradía de la ciudad y sus calles, del protagonismo de los diversos actores sociales que integran el paisaje urbano y de la participación de la gente común en la conformación del rostro y del título de su arteria o barrio. Nuestras fuerzas armadas, modernizadas y acorde a los tiempos que corren, deberían demostrar al nostálgico Ministro de Educación, que han pasado a ser un sector que hace de su profesionalidad un servicio para toda la nación, sin necesidad de “héroes o déspotas “que se quedaron en la memoria del pasado y de algunos presentes.

Más municipalidades, Intendentes y sus Juntas municipales tienen por delante una tarea que no significará erogación de recursos ni reflexiones muy sesudas a la hora de imaginar o inaugurar una nueva calle. Solo pensar en los demás. El hecho democrático básico: pensar en el otro/a.

Dejar atrás la uniformidad de los cuarteles- institución vertical de nacimiento- para pasar a una mirada más democrática, más rica en diversidad y matices, no es una quimera. Es la urgencia de los tiempos que transitamos y que no podemos dejar de mirar, salvo que sigamos dando la bienvenida al atraso y la inequidad, generando la convivencia desigual y desarticulada como si fueran dos o tres ciudades en un mismo territorio.

Podríamos imaginar la Avenida “Salario Mínimo”, como reconocimiento y homenaje a quienes no tienen más horizonte desde su precarización laboral, desempleo, capacitación precaria e inseguridad social, que la suerte de continuar establemente pobres con ingresos para sobrevivir, sin saber que muchos de ellos son, los que cada día con su esfuerzo mal pago,  aseguran que la ciudad siga funcionando, los bienes y servicios llegando a nuestros domicilios y la madre de ciudades agradeciendo la abnegación de aquellos que no tienen nombre ni jamás lo tendrán.

Arturo Enzo Bregaglio
Arturo Enzo Bregaglio
Abogado. Periodista y Lic. Ciencias de la Comunicación. Fundador y director de Radio Sur (Córdoba) y Radio Trinidad/ViVa (Asunción). Vicepresidente por América Latina y Caribe de AMARC (Asociación Mundial de Radios). Numerosos cursos de Comunicación Política y Derecho a la Comunicación en América Latina, Canadá y Europa. Consultor de la organización para la Migración Paraguaya. Gestión de las campañas en Estados Unidos, Brasil, España, Francia, Italia, Suiza y Argentina, para el logro del voto de los paraguayos en el exterior.

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