Finalmente se ha dado el inicio de uno de los trabajos más difíciles y decisivos que tiene un país para su futuro, que es el definir su próximo gobierno. Una tarea que toca a Brasil empezar a hacer ahora con su tarea de ir perfilando a través de sus elecciones quienes serán sus parlamentarios, gobernadores y hasta presidente, que marcaria así el fin del paso de Jair Bolsonaro por el palacio de Planalto en Brasilia. Claro, eso se definirá en segunda vuelta domingo 30 de octubre. El pasado domingo ninguno de los dos alcanzo el 50% requerido para ser electo en primera vuelta.
Ganó Lula con 5 puntos por encima del actual presidente quien mejoró los números que le daban las encuestas.
Gobernar un país de 220 millones cómo Brasil no es tarea fácil. Es un país muy desigual y violento. No es cualquier tarea por lo que significa satisfacer las necesidades y demandas de sus habitantes muchos de ellos pobres y analfabetos que no solo quieren ver un buen rendimiento de su fútbol sino sobre todo de su política.
El que gibierne tiene una de las agendas más exigentes porque existe en un espacio de serias dimensiones con a su vez verdaderos dilemas vistos en la seguridad, salud, empleo y lo que sea que el ciudadano necesite para lograr alcanzar sus objetivos o vivir con paz su día a día y hacerlo confiando en su política y sus administradores.
Ahora los brasileños acudirán nuevamente a las urnas después de que el expresidente ganó la primera vuelta pero no logró obtener una mayoría sobre Bolsonaro.
Esto a su vez indica una clara postura del ciudadano brasileño para con su actual gobierno y gobernador que tiene la desafiante tarea de enfrentarse a los del PT en las próximas elecciones que tiene pendiente desarrollar este país a finales de octubre en segunda vuelta. Algunos dicen que Bolsonaro hizo una gran elección a pesar de las críticas a su gestión.
Hasta ahora lo que sabemos es que el partido de los trabajadores (PT) lleva la delantera al partido liberal (PL) con los resultados que dicen que Lula va por delante con el 48% de los votos frente a Jair con el 43%. Nuestro vecino sudamericano tiene serios desafíos tanto dentro cómo fuera de su casa no solo para responder bien a lo que el pueblo o demos del Brasil tiene para hacer de su vida, una experiencia feliz.
Como lo escuchado y visto en sus carnavales o emisiones televisivas de alegría permanente, Brasil es un país de dolores y llantos.
Desde este año los gobernantes brasileros tendrán un aroma y gusto diferentes para lo que tengan cómo nueva misión dar vida los nuevos elegidos para hacer un buen uso de la cosa pública para el público que merece siempre respeto y buena atención por quienes son sus funcionarios electos. No será fácil en un país dominado por la corrupción.
Por el momento queda pendiente en saber lo que se viene para el décimo mes y el cierre de una de las elecciones más importantes que tiene este país calificado como una de las cinco democracias más grandes del mundo. Veremos cómo les va a los vecinos del Este
