El vecino del Este celebró ayer sus 200 años de independencia y Bolsonaro aprovechó para hacer campaña política en Brasilia y en Río de Janeiro, algo nunca antes visto en la historia de ese país. Los comicios están fijados para el próximo 2 de octubre.
La independencia de cada país tiene sus fechas, protocolos y ceremonias particulares que se respetan y llevan a la práctica para homenajear no solo al país sino sobre todo a su población. Estos fastos deben ser respetados por todas las autoridades políticas que sobre todo deben cuidar la investidura que implica y significan fechas cómo estas en su país.
Por lo tanto hay que evitar y no utilizar estos onomásticos para hacer proselitismo, propaganda política, como se dió con el trabajo de campaña de Jair Bolsonaro “conjugado” con el 7 de septiembre brasilero.
Fue en 1822 el año en que Brasil dejaba de ser parte de la corona portuguesa para iniciar su vida sin depender de nada o nadie, con sus dilemas y conflictos fue formando su espíritu y estructura física cómo el ser humano al ser concebido y de esta forma su vida se va forjando, diseñándose y formando entre festejos y recuerdos de su onomástico. No có}omo una fiesta particular celebrando la presencia de amigos, familia, alimentos y regalos sino un año más que ha logrado cumplir esa persona, país, el cumpleaños de la patria tiene que tener otro entorno y contorno.
El presidente y candidato Bolsonaro alerta a los suyos, tras el primer acto oficial, de que “un mal que duró 14 años quiere volver a la escena del crimen” en referencia a los Gobiernos progresistas
Tiempos de decisiones
Como algo referencial de la historia del vecino, la Independencia de Brasil provocó consecuencias políticas, sociales y económicas, entre ellas las que se destacan a continuación: La disolución del vínculo colonial y la ruptura con Portugal. La instauración del Imperio del Brasil, que perduró hasta 1889.El primer gobierno de Brasil fue llevado adelante por Manoel Deodoro da Fonseca en el periodo de 1889-1891.
Lo último forma parte de lo habitualmente escuchado en campañas políticas, lo que ahora el presidente Jair Bolsonaro muy poco proclive a respetar las instituciones al punto que sus seguidores mostraron pancartas donde les pedía a los militares que hicieron un golpe de Estado contra la Corte Suprema de Justicia.
Tiempo para medir la temperatura y posición del ciudadano brasilero para con su gobierno que tuvo importantes pruebas de fuego, con la pandemia. Que a su vez levantó mucho polvo y descubrió varias incongruencias de lo que hace y/o debería hacer el estado para el demos. La cita es en la primera semana de octubre y liderará la comitiva de observadores de la OEA el ex canciller paraguayo Ruben Ramirez Lezcano