Desde que el gobierno de Evo Morales asumió su primer mandato en el 2006, empezaron los ataques, la violencia racista y de total desprecio a la mujer, en contra de la clase explotada, porque esta empezó a ocupar posiciones de poder.
Las hordas racistas son expresión de las patronales defendiendo mezquinos intereses. Nunca les importó la estabilidad y el bienestar macro y microeconómico de un Estado plurinacional, que no solo fue capaz de reorganizar y fortalecer el Estado, la producción y las finanzas públicas, y también mejorar varias veces los ingresos de las mayorías trabajadoras, multiplicando coberturas de servicios básicos, de salud y educación. Además, desarrolló en la práctica la diversidad cultural, permitiendo que la humanidad pueda gozar de las riquezas y bellezas que toda cultura y todo pueblo tiene, lo cual se opone a lo realizado por el ensimismado e ignorante supremacismo eurocéntrico, que combatió y en muchos casos eliminó culturas originarias de Nuestra América.
Los datos del bienestar boliviano son una realidad irrefutable que no es informada por los Medios Empresariales de Comunicación: Un promedio de crecimiento económico de 4,6% anual en los últimos cinco años; una reducción de la pobreza de 25,3% y un 25% de reducción de desigualdad; un analfabetismo que bajó, de 13% en 2006 a 2,4% en 2018; expandió la cartera de créditos casi 7 veces, orientando los mismos a la esfera productiva, microcrédito y pequeñas y medianas empresas, así como a la construcción de viviendas y viviendas sociales; una política deliberada de control del monopolio, con seguimiento casi diario y control directo sobre precios relevantes de la economía; una tasa de desocupación de solo 4,3%; un plan de nacionalizaciones que ha generado más de 600 mil empleos y una cantidad de dinero para administrar políticas públicas que reduzcan el peso de las diferencias socioeconómicas a la hora de estudiar, tener salud y vivienda.
A los parásitos explotadores les importó y les importa ganar más, recuperar privilegios compartidos con los monopolios capitaneados por los EEUU, cuyo gobierno ha liderado este grotesco Golpe de Estado.
De esta manera simulan perversamente democracia con la autoproclamación presidencial de una legisladora en una sesión sin quórum legal, escribiendo otra vergonzosa y criminal página en la historia de la humanidad.