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Bigdata vs Conciencia Colectiva

Hace unos 12 años Chris Anderson director de la revista estadounidense Wired (publicación dedicada al conocimiento tecnológico y cultural) escribió un artículo provocativo titulado el “Fin de la Teoría”, donde reflexiona sobre la cantidad de datos disponibles y como el sueño de las ciencias sociales se hace realidad, con un gran laboratorio en tiempo real, donde la conexión de las personas y la generación de datos leídos desde algoritmos con matemática aplicada van reemplazando otras herramientas.

La lógica de Anderson es olvidar la taxonomía, la ontología y la psicología. ¿Quién sabe por qué las personas hacen lo que hacen? La cuestión es que lo hacen, y esto se puede seguir, acumular, medir y dejar que los números hablen.

Enfrentando al enfoque de hipótesis, modelo y prueba, los petabytes nos permiten decir que la correlación es suficiente, donde se pueden analizar los datos sin hipótesis. Y la acumulación constante de información, sumada a la hiperconectividad tan naturalizada, hace que llegue un momento donde estos datos sirvan definitivamente para hablarnos de forma personal, gestionando emociones por medio de estímulos diversos.

¿Es suficiente esto para entender la realidad? ¿Tendremos una inteligencia artificial lo suficientemente rápida y poderosa para crear un mensaje particular para cada una de las audiencias? De hecho, un proceso similar se realizó en las elecciones donde intervino Cambridge Analytica, en las que se experimentó a gran escala, generando modelos de electorado por medio de datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook que le permitió a la consultora dividir los modelos mentales para generar un contenido que incentive a una acción determinada a un público especifico.

De hecho, los algoritmos existentes de las redes sociales hacen que en las actualizaciones y sin haber cargado datos puntuales en las preferencias, el sistema por medio de un cálculo interno ofrece lo que considera nos resultara más atractivo para estar más tiempo delante de la aplicación.

¿Se podrá replicar una respuesta espontanea? ¿Se logrará el máximo control sobre las audiencias? Todo esto exige una revisión sobre que estamos enseñando, lo que estamos aprendiendo y quienes tienen acceso a esta información que nos pasamos regalando con cada clic al navegar. ¿Se encuentran las organizaciones y los lideres preparados para algo que ya esta generando cambios?

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