Es natural u orgánico el sorprendernos de cuán alto o grueso es el tronco de un árbol. Aquella planta que nos da sombra en días en los que el sol emite su luz y calor de manera intensa e incluso es capaz de producir oxígeno, purificar el aire, formar suelos fértiles, evitan la erosión, mantienen ríos limpios, captan agua para los acuíferos, sirven como refugios para la fauna, reducen la temperatura del suelo, propician el establecimiento de otras especies, regeneran los nutrientes del suelo, y volviendo a su altura a veces nos preguntamos cuán alto podría llegar esta planta.
Si dejamos que se desarrolle sin complicaciones en espacios libres de polución, riesgos de accidentes naturales o aquellos naturalmente hechos por el ser humano que necesita esta flora para seguir existiendo en paz, en orden y sin preocupación por amenazas a nuestra respiración cómo hace poco la hemos temido en época de las siglas COVID que algunos dicen fue una pandemia desarrollada intencional o “accidentalmente” por el humano.
La misma por ser etiquetado cómo culpable de uno de los momentos más trágicos del planeta ha sido una seria llamada de atención la población de uno de los plantas de la galaxia que reunió las condiciones de vida desde siempre y con el tiempo hemos hecho poco para mejorar o seguir cuidando la salud de nuestra flora y fauna y atendiendo su necesidad y sobre todo la nuestra para lograr seguir el viaje de nuestras vidas sin problema alguno.
Volviendo a la dirección del título sabemos que el sistema vascular de las plantas se compone de dos tipos de tubos:
- . El xilema: que parte de las raíces, sube por el tallo y las ramas y finaliza en las hojas, se encarga de transportar la savia bruta
- El floema: discurre paralelo, en sentido inverso. Su función consiste en transportar los nutrientes sintetizados en las hojas, en forma de savia elaborada.
Abundan las hipótesis que intentan explicar cómo asciende el agua por los vasos del xilema. A diferencia del sistema circulatorio de los animales, que cuentan con una estación de bombeo, el corazón, las plantas carecen de musculatura que permita generar un impulso activo que haga al agua ascender.
El xilema está estructurado por paredes celulares de células muertas. No hay sistema de bombeo.
Interesantes hallazgos
El modelo de tensión-cohesión, “como beber de una pajita”, en origen fue acogido con escepticismo por la comunidad científica, es el más aceptado actualmente. Data de 1895 y fue planteado inicialmente por el botánico británico Henry Dixon. Según esta teoría, en el proceso entran en juego dos fuerzas, la cohesión molecular del fluido y la tensión.
Funcionaría de la siguiente forma; Las plantas tienen un tejido en las hojas lleno de huecos que se saturan de vapor de agua, y unas estructuras denominadas estomas, una especie de válvulas microscópicas que —normalmente— se abren por la mañana y se cierran al anochecer. Cuando el estoma se abre, entre el interior y el exterior de la hoja se produce una diferencia de potencial hídrico y el vapor de agua fluye de dentro hacia fuera, con más fuerza cuanto menor sea la humedad ambiental. Como el agua tiene una fuerte cohesión molecular, desde la hoja hasta la más profunda de las raíces corre una columna de agua contínua.
Así cómo el organismo humano fue o es complejo entender su funcionamiento, cómo se solucionan rápida y efectivamente complicaciones que tenga nuestra salud.
La sorprendente naturaleza
Las plantas también presentan su método de vida que para que funcione para ellas cómo para la población que estamos abajo, debemos poluir, deforestar y destruir nuestro medio ambiente del cual también se benefician para lograr dar sombra, oxígeno y hogar para la fauna avícola.
Que si nos gusta escuchar y verlos debemos respetar y cuidar su y nuestra naturaleza.
Es importante saber además que la tensión generada por el tronco de cada árbol hace que el agua suba, y la fuerza de la cohesión mantiene la columna de agua de forma contínua a lo largo de todos los tejidos de la planta.
De esta forma tiene sentido el ingreso y movimiento vertical del líquido vital que merece respeto y cuidado no sólo para nuestra flora sino también la fauna que la bebe para lograr hidratarse y así transportar de nutrientes a las células. Colaborar en el proceso digestivo, en la respiración y en la circulación sanguínea. No solo humana sino también animal y la vida forestal.