Con su primer título de un Masters 1000 bajo el brazo y después de haber hecho historia con el triunfo en Miami, un lugar inaccesible hasta ahora para el tenis español, Carlos Alcaraz dio un salto de calidad en su carrera y se instaló entre los mejores del mundo.
El tenista de El Palmar, de dieciocho años, disfruta del éxito acompañado de su equipo y de su familia. Es lo que más valora.
Pretende estar al margen del ruido que su crecimiento y evolución ha generado pero no tiene reparo en asegurar que su próximo objetivo es ya un Grand Slam.